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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

verdaderos, á lo menos de tanta instrucción y pasatiempo. Las palabras primeras que estaban escritas en un pergamino que se halló en la caja de plomo eran estas:

LOS ACADÉMICOS DE LA ARGAMASILLA, LUGAR DE LA MANCHA EN VIDA Y MUERTE DEL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA HOC SCRIPSERUNT

El Monicongo, académico de la Argamasilla, á la sepultura de don Quijote

EPITAFIO

     El calvatrueno que adornó á la Mancha
de más despojos que Jasón á Creta;
el juicio que tuvo la veleta
aguda, donde fuera mejor ancha;
     el brazo que su fama tanto ensancha,
que llegó del Catay hasta Gaeta;
la Musa más honrada y más discreta
que grabó versos en broncínea plancha;
     el que á cola dejó los Amadises,
y en muy poquito á Galaores tuvo,
estribando en su amor y bizarría,
     el que hizo callar los Belianises;
aquel que en Rocinante errando anduvo,
yace debajo desta losa fría.

Del Paniaguado, académico de la Argamasilla, in laudem Dulcineæ del Toboso.

SONETO

   
     Esta que veis, de rostro amondongado,
alta de pechos y ademán brioso,
es Dulcinea, reina del Toboso,
de quien fué el gran Quijote aficionado.
     Pisó por ella el uno y otro lado
de la gran Sierra Negra, y el famoso
campo de Montïel, hasta el herboso
llano de Aranjüez, á pie y cansado.
     Culpa de Rocinante. ¡Oh dura estrella!
que esta manchega dama y este invito
andante caballero, en tiernos años
     ella dejó, muriendo, de ser bella,
y él, aunque queda en mármoles escrito,
no pudo huir de amor, iras y engaños.

Del Caprichoso, discretísimo académico de la Argamasilla, en loor de Rocinante, caballo de don Quijote de la Mancha

SONETO

     En el soberbio trono diamantino,
que con sangrientas plantas huella Marte,
frenético el Manchego, su estandarte
tremola con esfuerzo peregrino.
     Cuelga las armas y el acero fino,
con que destroza, asuela, raja y parte:
¡nuevas proezas! pero inventa el arte
un nuevo estilo al nuevo Paladino.
     Y si de su Amadís se precia Gaula,
por cuyos bravos descendientes Grecia
triunfó mil veces, y su fama ensancha,
     hoy á Quijote le corona el aula
do Belona preside, y dél se precia,
más que Grecia ni Gaula, la alta Mancha.
     Nunca sus glorias el olvido mancha;
pues hasta Rocinante, en ser gallardo,
excede á Brilladoro y á Bayardo.

Del Burlador, académico argamasillesco, á Sancho Panza

SONETO

 
     Sancho Panza es aqueste, en cuerpo chico,
pero grande en valor: ¡milagro extraño!
escudero el más simple y sin engaño
que tuvo el mundo, os juro y certifico.
     De ser conde no estuvo en un tantico,
si no se conjuran en su daño
insolencias y agravios del tacaño
siglo, que aun no perdonan á un borrico.
     Sobre él anduvo (con perdón se miente)
este manso escudero, tras el manso
caballo Rocinante y tras su dueño.
     ¡Oh vanas esperanzas de la gente!
¡cómo pasáis con prometer descanso,
y al fin paráis en sombra, en humo, en sueño!