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La Rioja. Actualmente se proyecta la construcción de un dique en Los Sauces que anegaría una parte de esta localidad.

Un camino carretero, construido hace unos años, conduce desde Sanagasta hasta La Rioja, siguiendo la quebrada. La distancia de Sanagasta á Los Sauces es de 11 km., de allí á la boca de la quebrada hay 6.9 km., y de este punto á la ciudad 9.6 km.; total 27.5 km. En línea recta. Los Sauces no dista más que 3.8 km. de la boca de la quebrada, lo que se explica por las muchas vueltas de ésta.

El cerro fortificado (véase el plano fig. 5, AA), es una loma de unos 80 m. de altura, 240 m. de longitud y de ancho que; varía entre 50 y 10 m. Está situada en sentido casi transverso, en cuanto al eje de la quebrada, siendo su dirección sudoeste-nordeste aproximadamente. Arranca de las montañas que limitan á la quebrada hacia el sud (D, EE), pero la erosión la ha separado por completo de ellas.

La loma es inaccesible por todos sus costados; especialmente al lado sudeste sus laderas son casi perpendiculares. En el extremo sudoeste la pendiente es un poco más suave. La única subida practicable la ofrece el espolón BB que se desprende del extremo nordeste de la loma y también aquí el ascenso es difícil; las rocas se desmoronan á cada paso del que lo ensaya. Yo tuve que emplear, como alpenstock, un jalón de agrimensor puntiagudo y forrado de hierro para subir allí.

La superficie de la loma es casi plana. Fuera de las pequeñas prominencias g y e y otras ondulaciones aún más insignificantes, no presenta el terreno accidentes ningunos, excepto la torrentera de poca profundidad f, la que sirve para desagüe de la planicie en las escasas ocasiones de lluvia.

La figura 2 da una vista del cerro fortificado, tomada desde el bajo de la quebrada. Atrás, en el fondo, aparecen las montañas designadas con D y EE en el plano.

Los bordes de la planicie superior del cerro están defendidos por murallas en todas partes, donde las laderas casi perpendiculares no hacen innecesaria esta defensa. Estas murallas, designadas en el plano por medio de gruesas líneas negras, están construidas de piedra bruta, sacada de los cerros vecinos, y colocada sin argamasa, pero tan bien elegida y combinada, que dichas murallas resultan muy sólidas, lo que prueba su buena conservación desde los tiempos anteriores de la conquista hasta nuestros días. Esta clase de muralla lleva en quichua el nombre de pirca, nombre siempre en uso en las provincias andinas. Las murallas de nuestro pucará conservan actual-