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CAPÍTULO XXVII.


La granja.—Fresas.—Ornitorinco.


Los árboles elegidos para la construccion de la casa rústica formaban un paralelógramo casi rectangular de hasta veinte y cuatro piés de longitud por diez y seis de anchura. Como me proponia que el edificio tuviese dos pisos, á diez piés de elevacion, en los troncos de los árboles labré grandes muescas, en las que transversalmente encajé fuertes maderos, sosten de anchos tablones que me proporcionaron un piso sólido, repitiendo igual operacion á menor altura que la primera para formar el techo del segundo cuerpo, el que cubrí con ramas y pedazos de corteza en forma de tejas, sujetos con espinas de acacias, ahorrando así la clavazon artículo demasiado precioso para emplearlo en esto; y á fuerza de trabajo y dándole el declive necesario para las aguas, resultó un tejado semejante á la coraza de los antiguos romanos, que llenaba el objeto. Los niños estaban encargados de arrancar las cortezas, desprendiéndolas de cualquier árbol: las secaban al sol, con peso encima para que no se abarquillasen, y Franz, único que quedaba al lado de su madre para ayudarla en la cocina, recogia de paso las virutas, astillas y fragmentos que resultaban del labrado de las maderas y cortezas para alimentar el fuego del hogar. Esto, que al parecer sólo era un entretenimiento para el niño, proporcionóme dos nuevos descubrimientos. Un olor acre de resina que percibí me hizo abandonar el trabajo para reconocer la corteza que lo producia, y examinada resultó ser el terebinto, hallazgo que celebré, constándome que la trementina que produce, mezclada con aceite, proporciona una excelente brea aplicable á varios usos. De la misma manera tropecé con otro árbol, cuya goma, vulgarmente llamada almáciga, es de mucha utilidad [1].

Estaba de Dios que todo habian de ser hallazgos. El instinto de las ca-

  1. La almáciga es una materia resinosa de la que en el comercio se conocen dos variedades, una llamada en lágrimas, la más pura y estimada que se obtiene por medio de incisiones practicadas en el alfónsigo, y la otra, que es la comun, cae espontánemente y se recoge del suelo. (Nota del Trad.)