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Capítulo XXV.

estas lanzas y alabardas que habeis visto. Y estas son las maravi- llas que dije que os habia de contar, y si no os lo han parecido, no sé otras; y con esto dió fin á su plática el buen hombre: y en esto en- tró por la puerta de la venta un hombre todo vestido de camuza, medias, gregüescos y jubon, y con voz levantada dijo:-Señor hués- ped hay posada? que viene aquí el mono adivino y el retablo de la libertad de Melisendra.-Cuerpo de tal, dijo el ventero, que aquí está el señor Maese Pedro, buena noche se nos apareja. Olvidába- seme de decir, como el tal Maese Pedro traia cubierto el ojo izquier- do y casi medio carrillo con un parche de tafetan verde, señal que todo aquel lado debia de estar enfermo, y el ventero prosiguió di- ciendo:-Sea bien venido vuesa merced, señor Maese Pedro: ¿adón- de está el mono y el retablo, que no los veo?-Ya llegan cerca, res- pondió el todo camuza: sino que yo me he adelantado á saber si hay posada. Al mesmo Duque de Alba se la quitara, para dársela al señor Maese Pedro, respondió, el ventero: llegue el mono y el re- tablo, que gente hay esta noche en la venta que pagará el verle y las habilidades del mono.-Sea en buena hora, respondió el del parche, que yo moderaré el precio, y con sola la costa me daré por bien pagado, y yo vuelvo á hacer que camine la carreta donde vie-. ne el mono y el retablo, y luego se volvió á salir de la venta. Pre- guntó luego Don Quijote al ventero qué Maese Pedro era aquel, y qué retablo y qué mono traia. A lo que respondió el ventero:- Este es un famoso titerero que ha muchos dias que anda por esta Mancha de Aragon, enseñando un retablo de Melisendra libertada por el famoso Don Gaiféros, que es una de las mejores y mas bien representadas historias que de muchos años á esta parte en este rei- no se han visto: trae asimesmo consigo un mono de la mas rara ha- bilidad que se vió entre monos, ni se imaginó entre hombres, por- que si le preguntan algo, está atento á lo que le preguntan, y lue- go salta sobre los hombros de su amo, y llegándosele al oido, le di ce la respuesta de lo que le preguntan, y Maese Pedro la declara luego, y de las cosas pasadas dice mucho mas que de las que están por venir: y aunque no todas veces acierta en todas, en las mas no yerra, de modo que nos hace creer que tiene el diablo en el cuer- po. Dos reales lleva por cada pregunta, si es que el mono respon- de, quiero decir, si responde el amo por él, despues de haberle ha- blado al oido: y así se cree que el tal Maese Pedro está riquísimo, y es hombre galante, como dicen en Italia, y bon compaño, y dáse la mejor vida del mundo, habla mas que seis y bebe mas que doce,

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