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EL JARDÍN DE LOS CEREZOS
Ania.

Hace cuatro noches que no pude pegar los ojos. Siento mucho frío.

Duniascha.

Como salieron ustedes durante la Cuaresma, temíamos la nieve y el hielo... No pueden imaginar hasta qué punto me inquietaba yo por su regreso. Deseaba verlos de nuevo. Deseaba, sobre todo, referirle mi dicha...

Ania. (Con apatía.)

Alguna nueva sandez.

Duniascha.

Él también se impacienta. ¿Sabe de quién le hablo? ¿Quién es el culpable? Epifotof, que pidió mi mano para después de Pascua.

Ania.

Siempre la misma cosa. (Arreglándose el peinado.) He perdido todos mis alfileres. (Titubea, fatigada.)

Duniascha.

Yo no sé verdaderamente que pensar; él me ama, me ama tanto...