Página:El libro de los cuentos.djvu/184

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
184 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

Este mismo día, yendo César al Senado, encontró al adivino, y le dijo riendo.

—Ya han llegado los idus de marzo, y no he tenido contratiempo alguno.

Llegaron, replicó Espurina, es cierto, pero no pasaron.

Pocas horas después fué César asesinado en el Senado por Bruto y Casio, que le dieron veinte y cuatro puñaladas.


La misa de alba.

A cierto clérigo, que era
Madrugador impaciente,
Le esperaba mucha gente
Para la misa primera:

Tarde el clérigo llegó,
Y al querer con mucha prisa
Salir á decir la misa,
La alba de un clavo se asió;

Y aquí dijo haciendo salva
A la gente en pronto alarde:
—Señores, no vengo tarde.
Pues vengo al romper el alba.


Descaro para pedir.

Un caballero se encontró por casualidad á un hombre á quien no conocía y le dijo:

—Présteme V. veinte duros.

—Pero señor, no tengo el honor de conocerle.

—Casualmente por eso me dirijo á V., porque los que me conocen no quieren tomarse el trabajo de hacerme ese favor.


El parentesco decente.

Filipo, rey de Macedonia, por los años 538 antes de Jesucristo, asistía á la venta de los prisioneros de guerra cierto día llevando las ropas deshonestamente