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EL LIBRO DE LOS CUENTOS. — 25

perdidos se encuentran los bosques es aquel en que mas leña se corta y se echa á perder.

Antiguamente los jóvenes sacaban encendidos sus corazones al salir del baile; hoy sacan encendido su cigarro.


La réplica oportuna.

Cuenta Petrarca, que en cierta ocasion preguntó un mercader á un marinero;

— ¿En dónde murió tu padre?

— En el mar.

— ¿Y tu abuelo?

— En el mar.

— ¿Y tu bisabuelo?

— Señor, también murió en el mar como los otros dos.

— ¡Miserable de tí! dijo el mercader; ¿y no te bastan esos ejemplos? ¿Y te atreves todavía á embarcarte?

Calló el marinero, reflexionó algunos momentos y dijo después al mercader.

— ¿En dónde murió su padre de V.?

— En la cama.

— ¿Y su abuelo?

— En la cama.

— ¿Y su bisabuelo?

— En la cama.

— ¡Ah miserable! dijo entonces el marinero; ¿y no le bastan esos ejemplos? ¿Y se atreve V. todavía á acostarse en ella todas las noches?


La curiosidad exagerada.

Entró un estudiante en una viña á comer uvas, y fué tal su mala ventura, que dió el guarda con él y le pidió prenda.

— Eso no es justo, dijo el estudiante, porque yo no entré en la viña á comer, sino á descomer.

— Pruébamelo, contestó el guarda, y te doy por libre.

Principiaron los dos á recorrer la viña, no