Página:El museo universal 1869.pdf/121

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

larle un tesoro que no le podía disputar, convino con su amada en que le correspondiese, pero retirándose jí un sitio donde pudieran verse en secreto. Parece sin embargo, que esta decisión se debió mas bien que al duque de Medina á la cómica Calderón, pues com prendiendo se hallaba dispuesto á abandonarla en los

brazos de su régio rival , le llamó traidor é impostor, añadiendo que si estaba satisfecho de disponer de su corazón, ella no, y que, ó continuaba visitándola ó mo riría de desesperación. El duque, conmovido entonces ante tan decidido ca riño, Ungió emprender un viaje ¡i Andalucía, regresó

109 de secreto á la corle y se ocultó en un gabinete de la casa de la Calderona, situada en la Plaza Mayor según constante tradición. Cuéntase de esta casa, que hallán dose la Calderona viendo unas fiestas reales en uno de sus balcones, la envió recado de que se retirase la es posa de Felipe IV suponiendo desatención hácia ella;

HORROROSA ESCENA DE UN COMBATE EN LAS BARRICADAS DE JEREZ.

otros autores han dicho, sin embargo, que la anécdota de este balcón , llamado de Marizápalos, se refiere á «tro rey y á otros amores. Algún tiempo vivió Felipe en buenas relaciones con María de Calderón, de la que tuvo al célebre don Juan José de Austria, pero no faltó quien le indicara el'es•condite donde se hallaba el duque de Medina de las Torres, al que sorprendió en efecto en la misma casa •de su amada, y estuvo á punto de herirle echando ma no á un puñal, pero se interpuso la Calderona, y se •contentó con desterrarle cediendo á su cariño ; mas ¡habiendo sabido algún tiempo después que seguían en •correspondencia, decidió buscar un nuevo amor para olvidarla, y cuando lo consiguió la mandó encerrar en un convento; obedeció María y tomó el velo de reli giosa en un monasterio de la orden de San Benito, en el valle de Otande en la Aleurria, de manos del mismo

Juan Bautista Panfili , que luego lúe pontífice con el nombre de Inocencio X, y allí murió siendo abadesa. Sabido es que aun cuando Felipe IV tuvo diferentes hijos fuera de matrimonio , sólo reconoció á don Juan de Austria, lo cual se atribuye al mucho cariño que le tuvo siempre; se ha supuesto, sin embargo, que le re conoció únicamente por la grande influencia que sobre él tenia el conde-duque de Olivares, quien no habien do alcanzado sucesión de su esposa, y desosó de legi timar un hijo de «na dama muy conocida en la cor te de cuyos favores habia participado, aconsejó al rey este paso para seguir su ejemplo. En efecto, recono ció á Julián ó Julianillo de Guzman, como vulgarmente se le llamaba, el cual habia pasado hasta entonces como hijo de un tal Valcárcel, y se hallaba de regreso en Madrid, después de haber hecho las campañas de Italia y Flandes. El conde-duque le hizo tomar el

nombre de Enrique , le separó de una mujer de n . buena vida, con quien se hallaba unido, y le casó con una de las hijas del condestable, colmándole de hono res y riquezas Por destituida de fundamento que parezca esta anéc dota, no lo es tanto á nuestro parecer como otras que se refieren sobre el último asunto. Dícese que los cor tesanos se entretenían en buscar el parecido á don Juan de Austria con el duque de Medina de las Torres, de quien decían era hijo, y no del rey, y aseguraban otros que estando en cinta á un mismo tiempo la reina y la Calderona, en la hora del alumbramiento se troca ron los niños, siendo don Juan el hijo de la reina, y el infante el de la Calderona. Para celebrar su nacimien to le mandó el rey retratar en el seno materno en me dio del jardín de los amores, cuadro de Ruhens, que se reprodujo con variaciones y con el fin de declarar el