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DESEMBARCO DE TROPAS ESFAÑOLAS EN EL MUELLE DE LA HABANA.

historia en mi propia familia; historia que hizo muy desgraciados á mis padres, hundiéndome en la horfandad; porque ante los restos inanimados de mi madre, tengo formado el inquebrantable propósito de no per tenecer á ningún hombre de esfera superior á la mia; porque Emilio ha engañado villasa y torpemente á una pobre niña que había concentrado en él toda su exis tencia; porque, en fin, necesito que sirva de castigo á su seducción el torcedor constante de ser padre, y de no conocer á su hija. —¡Ah! ¡Qué estraña y nueva manera de enjuiciar! ¡Bien se comprende que conocéis á Emilio. —Porque le comprendo le castigo. -Y qué, ¿creéis que yo no sufro al par? Mi alma se destroza ; pero do mino mi dolor, y no sucumbiré de nuevo ante el hom bre que una vez me engañó. Eso, jamás. —¡Me admiráis! Si todas las mujeres pensasen así, serian menos frecuentes estas desventuras. —Y ahora, querido primo, ¿comprendes la causa de ese estado de Emilio que tanto ha escitado tu curio sidad? Sí,—contesté.—Perodirae, ¿su víctima, vive en Ma drid? —Vive en Madrid con su hija; pero Emilio ignora su morada, porque ella le ha prohibido averiguarla , y él la obedece ciegamente. Tiene, sin embargo, una per sona de su confianza que de tiempo en tiempo le tras mite noticias de ella y de la niña; pero noticias muy vagas, porque aquel carácter, entero é indomable, se ha rodeado de precauciones para no verse sorprendida ni sujeta en algún lazo, que por otra parte no teme, co nociendo, como conoce, la hidalguía de su amante. —Y esta repentina marcha de anoche, ¿crees tú que está enlazada con esa historia? —A no dudarlo. Y bien pronto lo sabremos, en cuan to termine la montería y regresemos á la ciudad. DK REGRESO. Afortunadamente para mi impaciencia y curiosidad por conocer el término y todos los personajes del no velesco relato de mi primo, tres dias después de la repentina partida de Emilio, se dió <>n á la montería.

y la noche del cuarto entrábamos de regreso en la ciu ras en las veladas de invierno , y de qim-n se acompa dad, donde nos esperaba una alegre ovación por los ñaba en los dias festivos para ir al templo. (Se continuará.) C. BRLNET triunfos venatorios alcanzados, de los que era evidente prueba el crecido número de javalíes y venados que nuestras acémilas condujeron, repartiéndose casi todos GEROGLIFIGO. entre parientes, amigos y conocidos ; que en Andalu SOLUCION DEL ANTERIOR. cía se estima mucho esta clase de obsequios. Allí Luis, con mas espacio y sosiego, durante los dias María, nombre precioso y el mas puro de todos. consagrados á descansar de las fatigas y molimiento de la espedicion , acabó de enterarme de los pormenores indispensables para estar al tanto de los sucesos. La hermosa Blanca, hija de un matrimonio muy in fortunado , á causa de la diferencia de clases entre su aristocrática madre y su padre, valiente y pundonoroso oficial del ejército, y oriundo de una modesta familia de labradores, había aprendido en las desgracias de sus padres á conocer los inconvenientes que esa desi gualdad acarrea á la felicidad conyugal: tenia formado el propósito de utilizar las lecciones de aquella triste esperiencia, para no verse jamás objeto de ultrajes, por parte de los parientes del que fuese un día su esposo, como los que á su excelente padre habían hecho de vorar los altivos hermanos de su madre, engreídos con timbres de elevada alcurnia. La pobre niña había perdido en muy pocos meses, hacia ya tres años, á los autores de sus dias; y como hija de militar, desposado sin la indispensable real li cencia, no len|a derecho á pensión ni horfandad , por mas que los merecimientos y el empleo de comandante de su padre la daban derecho á pensionista, como tan tas otras. Huérfana y sin bienes de fortuna, sola en la tierra, utilizó los elementos de su educación ; y domi nando fuertes obstáculos, obtuvo al fin que una de las mas acreditadas modistas de la corte la diese labores de aguja y bordado, con cuyo producto hacia una vida ar reglada, modesta y metódica. Su fuerza de voluntad la había salvado de las perse cuciones de esa aturdida multitud de jóvenes que en La solución de éste en el próximo número. todas las clases de la sociedad madrileña consagran la vida á devaneos y aventuras. Y sus relaciones, exentas de intimidad, se concretaban al establecimiento donde ABELARDO DE CAKLOS, EDITOIL acudía periódicamente por trabajo, y á una anciana AIISIISISTUACION. CALLE PE BAILEN, KÚM. 1 . — «lAlinill, IMPRENTA 1>E GA5PAI1 V KIMt. señora, vecina suya, con quien compartía algunas ho