tinos y griegos, el concilio llamado ■de Bari, importantísimo en la his toria de nuestra religión. Encima de esta Cripta, 6 Iglesia antigua del Sepulcro, se constru yó la suntuosa iglesia Alta, con cluida en H55, y e:i sus inmedia ciones están el hospicio y demás •casas que mandó levantar el arzo bispo Elia, para habitación de los sacerdotes y acomodamiento de veinte mil peregrinos, porque este Sepulcro ha sido siempre muy fa moso entre los cristianos , y San Nicolás muy honrado por los fie les, como se ve por el gran nú mero de pueblos y ciudades de que es patrono , especialmente en Rusia, donde la devoción á$:-n Ni colás raya en delirio. No hay , en efecto, una sóla inorada, grande ó pequeña, en toda la extensión del imperio, en que no se vea colga ba la estamp i de Son Nicolás el Thaumnturgo.
!17 del Parlamento español, envidia das por los extranjeros. Celestino Olózaga contaba ape nas 26 años cuando fue arrebatado violentamente á la patria y á su familia, ven estos cinco lustros ha bía terminado con aprovechamien to, honra y reputación entre sus maestros y condiscípulos una car rera literaria que le calificaba para aspirar á un distinguido puesto, cual lo mereció apenas el sufragio' universal, conquista de la revolu ción de Setiembre, fue puesto en nuestra patria en ejercicio, siendo elegido diputado en la mas alta ocasión que pueden ver los pue blos en su historia política, como es la formación de Cortes Consti tuyentes. Sus compañeros le eli gieron para el señalado y honrosí simo cargo de primer secretario de la Asamblea, en donde halló co yuntura para hacer oir su elocuen te palabra; y cuando todo sonreía al joven heredero y perpetuador del lustre de una familia en la po lítica de España distinguida; cuan do todo parecía allanarle la senda de los Inunlos y honores, un fin triste, violento y no atendido, cor tó en flor su lozana exts'encia co mo tallo vigoroso al recio empuje de huracán violento, hundiendo en el sepulcro el orgullo de su familia, el encanto de sus amigos, " y la esperanza de la patria, que fia patria también vive de espe ranzas y las pierde cuando pierde ciudadanos como don Celestino Ul izaga.
D. CELESTINO DS OLOZAGA. Nuestros lectores no habrán po dido olvidar, en medio de la mu chedumbre de sucesos que hoy se disputan la atención pública', el que puso fin á los dias del infor tunado joven, cuyo retrato en este número ofrecemos, é inesperado término á las esperanzas de su in consolable familia, que en él cifra ba la satisfacción dé las mas no bles y levantadas aspiraciones que puede abrigar el corazón de un padre. El gobierno de la nación , como Nuestro ilustrado coloborador, dijo en su sentido como elocuente DON CELESTINO DE OLÓZAGA. señor don Florencio Moreno Godielogio el digno presidente de las que actualmente se halla en Cortes, todas las ilustraciones civi les y militares , todas las clases de Madrid , el pueblo lias prendas, y aue en edad tan temprana, mostraba Paris, nos ha remitido la amena epístola que á conti entero se asoció al dolor que esperimentaban sus com estar destinado a perpetu ir la gloria de un nombre nuación insertamos y que creemos verán con gusto pañeros por la pérdida de un joven dolado de tan be- que es ya sinónimo de glorias nacionales , de glorias nuestros lectores , prometiéndonos que no será la últi
