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descubrió la cueva llamada «Casa oscura,» en la que se guardaron antes de la conquista el tesoro Teoamoxtli y las antorchas sagradas de Votan. •Aquel tesoro consistía en grandes vasos di arcilla incrustados de esmeraldas y otras piedras preciosas de inmenso valor, y en otros varios y ricos objetos. Kl lu gar donde se halla actualmente escondida esta riqueza real, ha burlado hasta ahora todos los esfuerzos hechos para su descubrimiento, si no es que ha desaparecido o sido trasformada por lo menos , desde que la visitó aquel reverendo señor. Los vasos de arcilla, los escri tos, los dibujos y las secas dantas ó hachas, asi como el gran depósito (te goma copal é incienso, han sido que mados ó destruidos; pero no hay duda alguna de que los objetos de oro y plata y las piedras preciosas exis ten todavía.» Cualquiera que sea la conclusión que saque el lector de^ los precedentes estrados en favor del sistema del autor de quien los tomamos, no cabe dudar en que las piedras preciosas fueron tenidas en gran eslima en am bos hemisferios, y que los usos á que se destinaban , y las creencias religiosas relacionadas con ellas en todas las partes del mundo, ofrecen una similitud tal, que no puede esplicarse sino por el origen universal de todas las razas caucásicas de ambos continentes. Los nobles del Perú , que intentaron defender su país contra la invasión de los españoles de Pizarro, lle vaban yelmos enriquecidos de pedrería, ofreciendo una singular semejanza con los que usaban los caballeros de Ta edad media, de cuyo adorno solían cuidarse las hermosas damas. En los bajo-relieves de Yucatán, Chiapa, Guatema la, y, aunque parcialmente, en el Norte ele Méjico ; en el gran medallón Temalacatle, en las pinturas al fresco de Milla y en Chichen-Ilza , se ven figurados guerre ros con el casco romano, que era también el de los ca balleros de la Edad Media, ricamente adornados de joyas y pluma». Los Incas se reservaron el monopolio de las piedras preciosas para sí y los nobles á quienes viniesen á bien de concedérselo; y sin embargo, cuando la primera espedicion española desembarcó en Tacamez, en la pro vincia de Quito, hallaron que los habitantes de ambos sexos, llevaban alhajas de oro y pedrería. Los antiguos mejicanos y peruanos, aunque ardien temente apasionados por los ostentosos ornamentos, no poseían una gran variedad de joyas. Tenían abundan cia de perlas del golfo de California, turquesas finas, ámbar, malaquita, griinstein, itzli (especie de piedra obsidiana, de la que hadan adornos semejantes á los ile azabache hoy dia), y diferentes clases de ágatas. De los cristales corindones, sin embargo, sólo poseían la esmeralda, que ellos llamaban chalchivitl, á la que, como hemos visto, tenían en grande aprecio En el estrado principal de justicia llamado «Tribu nal de Dios,» había un trono de oro puro tachonado de turquesas y otras piedras. Sobre un pedestal frontero al trono , se veia un cráneo humano rematado por una onorme esmeralda de forma piramidal, y sobre ella se balanceaba una garza de vistoso plumaje y rica pedre ría. Cubría el trono un dosel de brillantes plumas, en cuyo centro resplandecían el oro y piedras preciosas. El manto de Motezuma se sujetaba por un rico bro che de esmeraldas, y gran profusión de ellas de gran tamaño y belleza engastadas en oro, adornaban la per sona de aquel bárbaro. Los tlascalares usaban almetes adornados de plumas y alhajas, y hasta sus escudos se veían enriquecidos de pedrería. En las fiestas en honor de los difuntos Incas, «tal ostentación, dice un antiguo cronista, se desplegó en la gran plaza de Cuzco en vajillas de oro, plata y pie dras preciosas, como no se vió jamás en Jerusalen, Persia, Roma, ni en ninguna otra ciudad del mundo.» i. F. t V.

muerto, que no podia con expresión mas sintética pin— tar la situación dee España , como en efecto la pinta en todas sus esferas, en todas sus fases y en todos sus as pectos. En una sóla redondilla retrata nuestro inspira do poeta de mano maestra el fetal curso de los hados 3ue empujaba al despotismo á desbordarse para pererse. 1864.—¿Anda el mismo laberinto que yo dejé? 1865.— ¡Quiá! peor: va mi pobre sucesor peorado en tercio y quinto.

]2? ¡Hace mucho tiempo, mucho, que no tomo otro alimento!» ¡Cuántas bellas imágenes! ¡cuántos grandes y levan tados pensamientos sobre los disfraces é hipocresía que allí señala , de la misma manera que en la anterior pro ducción había calibeado de cóleras, no sólo el asiático, sino á la ambición de mezquinas nulidades, verdadero cólera del gobierno ; á la saña de las pasiones, cólera del periodismo ; á la mala fe de las sociedades mercan tiles, cólera del crédito; á las concusiones de los mi nistros, cólera del poder ; al anhelo del fausto, las fla quezas de la vanidad, del orgullo y de la holganza, có' leras de las familias, cuya crisis llegó como no podia menos de llegar, despoblando la córte, los teatros, los paseos y los edificios, y convirtiendo á la capital de España en un pueblo sin vida entregado á las manos de la usura y al desbordamiento de los mendigos que hoy compiten con la aristocracia en formar el ornato público. Allí se presenta la enferma nación española á quien asisten dos médicos, Don Máximo, hombre gordo que representa la alopatía, y Don Mínimo, hombre flaco, que representa la homeopatía, y bajo este simbolismo se trata de la espinosa cuestión política y de la tentati va frustrada del general Prim. Nada más" profundo que el diagnóstico del alópata, manifestando que el pueblo español padece de una raquitis constitucional, ni na da más cáustico que el tratamiento , consistente en dicta, (miseria y hambre;) sangrías, (fusilamientos); silencio, (tiranía sobre la prensa); con las demás pre cauciones de recogerle las armas, privarle de ejerci cio y desterrar á los amigos, pintura de la marcha del gobierno en aquella época tristísima. Aparte de la crítica que ingeniosamente se hace en esta Revista de los proyectos del Teatro Nacional del solar de las Vallecas , asunto entonces muy manoseado y que con razón dijo el autor,' «Que quizás lo verán los nietos de nuestros nietos. » Aparte de la critica de modas risibles, de la pintura de la suerte de nuestros infelices maestros de instruc ción primaria, de la demora y procrastinacion de las reformas urbanas y construcción de edifípios como el del Museo y Biblioteca, que había de esceder, según algunos en grandeza, nada menos que á la magnífica rotonda de la córte de la Gran Bretaña ; lo que consti tuye una de las grandes bellezas de esta composición y pone de manifiesto la ¡diusincracia del genio de nues tro fecundo autor, es la invención que halla y el regis tro que imagina para representar el estado déla políti ca en este ano de recordación infausta. Este artificio alegórico es un golpe magistral , es una de las osadías que sólo Gutiérrez de Alba pudiera intentar con espe ranzas de seguro éxito, en un período en que la Espa ña amedrentada por la locura del despotismo, respira ba apenas; en que Madrid se había convertido en una colonia de esbirros y soplones; en que á los Hovos asus taba hasta la nueva forma de escribir en blanco; en que, en suma, los fiscales de imprenta eran los perso najes importantes , las piedras angulares, la primera condición sine qua non de la existencia de aquel dra coniano ministerioi Pues bien, nuestro autor cómicosatírico se atreve á presentar la ignominia de su condi ción al pueblo español en toda la desnudez y admirable efecto del símbolo, en unt señora tapada y privada del uso de la palabra, porque hacia algunos meses que, ha biendo caído enferma por madrugar, (alusión al levan tamiento de los artilleros del cuartel de San Gil,) se había quedado muda. El despotismo siempre es ciego, y el ingenio es siempre hábil y lleva le dessus como dicen allende. Este sólo rasgo, que el público supo comprender, bastaría para enorgullecer á un pueblo nacido para ser libre. La prensa escribía en blanco, y el satírico poeta sabia hablar al corazón del pueblo por medio de una muda. Nicolás Díaz Bbnjlmea.

Pero volvamos al juicio del año presentado en forma y fondo ante los espectadores. Esta producción es un Panopticum. En ella está la critica de la hacienda, la política, las costumbres, la moda, la inmoralidad del juego, el agio, la escasez del tesoro, la empleo-inania, la usura, el crimen, las debilidades del gobierno sobre

todo, comí la famosa cuestión de estado de las sereI natas, que trajo la horrenda noche de San Daniel, y en

1 donde se ven rasgos admirables de intuición política y de sátira delicada, como en los siguientes versos, diá logo entre dos agentes de policía: Agente 2.°—Son chiquillos, y á su edad... Agente 1."—Tras los chicos van los grandes, y es preciso castigar su audacia. Si los dejamos, sabe Dios á donde irán. Maravillosamente pintado está aquí el miedo pueril de gobiernos , que , no contando con el amor de sus pueblos, se asustan de su propia sombra, y bien adver tido el suceso que verificó estas palabras de nuestro Juvenal político. Tras los chicos fueron, en efecto, los grandes á la grande empresa que hoy vemos coro nada, y no puede verse sin admiración, que el poeta, en forma monumental, señale como inspirado los acon tecimientos envueltos todavía en el impenetrable libro del destino.

  • Sabe Dios á dónde irán.t

Hoy por fortuna lo sabemos, y vemos cómo acal a<io el sufrimiento, fueron los grandes i donde apenas ha bia imaginación que alcanzase , ni cerebro de los cine se tienen por sesudos que lo previese: al derrocamiento de la base en que por tantos siglos había descansado la nación española, y que aun á estas horas se antoja un sueño para muchos. Pues no está con menos gracia pintada aquella con ducta insólita, aquel alarde de fuerza brutal, página triste de nuestra historia, que.dió lugar á grandes de bates parlamentarios entre todas las más notables ilus traciones de nuestro foro y milicia en las siguientes pa labras de los mismos interlocutores. Agente 1.°—Es preciso disipar los grupos. Con buenos modos se les empieza á atizar, y luego se les persuade ; que al fin lo comprenderán. Lo que en esto'cierlamente llama la atención es que existiendo la prévia censura, habiendo un examinador costeado por el gobierno para acudir con su apagaluz donde quiera que la claridad brillaba, pasase y se re presentase tan atrevida pintura de hechos, que no po dían tener correctivo ni compensador alguno en la las timada y sensible conciencia del público. Pero aquí se echa de ver la habilidad y poderío mágico del genio. El autor tiene el secreto, que pocos alcanzan, de pre parar la situación tan ingeniosamente , que dice cuan to le place, de una manera, oblicua, en la forma, y directa, en el fondo, y esta es la novedad que sorpren de y la originalidad que aprecia en grado sumo el ins tinto popular, admirador sincero de los esfuerzos y travesuras del talento. Notar ahora las alusiones sola padas, la sátira delicada, oportuna y finísima en que abunda esta preciosa Revista, exigiría que trascribiése mos íntegra toda la composición. Hoy que estamos amaestrados por la experiencia de los sucesos ; hoy TEATRO POLITICO-SOCIAL que vemos los bienes, como los males, que allí se anun LAS FLORES MISTERIOSAS. cian ó se temen , crece más y más nuestra estima ha DE DON JOSÉ MARÍA GUTIERREZ DE ALBA. cia el poeta que parece nacido para haber sido en el (CONCLCSIOH.) Pasó el año 1865, y todos saben, por triste experien teatro el maestro y el fotógrafo de nuestra vida política cia, lo que arreció. el mal en la manera de ser política y social en el dificultoso empeño de trazar cuadros La filantropía debiera corregir esta torpeza insigne de nuestra desgraciada España. Se acercaba el princi apacibles y provocantes á risa con las figuras y colores del calendario, porque es justo pensar en las gentes pio del fin, según la frase hoy comunmente usada en mas tétricos que pueden ofrecerse á la mano de un ar que no son ricas, cuando se inventan usos de ceremo la prensa periódica. Las distancias estrechaban, la mi tista. Su fecundidad es, sin embargo, inagotable. Tiene nia esterior. Los pobres no tienen, abrigos entretelados, seria cundía, aumentaba el descontento, crecía la agi conciencia de su misión y su voz no enmudece ni su ni carruajes confortables para desafiar la intemperie, tación secreta precursora de acontecimientos grandes mano deja de señalar periódicamente la altura social y el primer dia del año nuevo. Por eso dá tristeza ver y trascendentales; la prensa estaba amordazada, la política en que nos encontramos, formando, con su re desfilar en pelotones ese ejército de empleados, de de engua atarazada , el pensamiento cohibido , la vida y pertorio cómico , la mas profunda, la más minuciosa, pendientes , de pobres callejeros , que van respirando el movimiento propios de un pueblo , remedados en detallada y plástica historia de nuestro verdadero mar escarcha, con los pies helados, las manos entumecidas todas las esferas por miserables apariencias oficiales, tirologio. En 1867, anuncia y pone en escena otra Re y la nieve en el rostro á evacuar la tarea homicida de por esa especie de automatismo que al menos observa vista bienial, que como Jano mira á dos rumbos, al pa toser sus votos y felicitaciones en la antesala de sus dor revela una nación esclava, privada de vigor é ini sado y al porvenir. Comienza poniendo pertinentemen jefes , ó á la puerta de sus bienhechores. Por eso las ciativa, que sólo obedece por el teir.or, que sólo rie pa te en escena la virtud de la paciencia ofrecida por la estadísticas civiles nos dicen, que el mes de enero es ra ahogar sus penas, que sólo hace lo que permite un Necesidad como único remedio al entonces asenderea 1 el mas mortífero de sus once cufrades, el mas favo' rabie á la especulación de las pompas fúnebres, y el mas agente de policía. Pues en esta coyuntura, nuestro fe do pueblo español, que exclama : i desfavorable á la regularidad del servicio de los escricundo y osado flagelador de las miserias políticas de I torios y oficinas. ¡Qué diferencia con los meses clemennuestra patria, aparece de nuevo con su producción I «Lo siento; I tes del año, con los bellos meses acariados por el sol, epigramática y felizmente intitulada Revista de un Mas contigo en vano lucho.