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modestia, que no se destruye la reputación de una flor como la de un hombre, y la violeta desde las edades de inocencia en que los reyes se casaban con pastoras, viene siendo el emblema "de la modestia y de la virginidad, con su variante numerosa de pétalos azules, pur purados, oscuros, pálidos y blancos.

(Se cvntmnari.)

X. I.

EL TEATRO NACIONAL EN PRAGA

(bohemia). Nuestro grabado representa el nuevo teatro nacional de Praga , actualmente en construcción , tal como se rá después de concluido. La piedra fundamental se puso el 16 de mayo de 1848 y dió lugar á una gran tiesta nacional con una concurrencia inmensa de todas partes del reino. José Zitek? el autor y director de la obra, fue encar gado de su ejecución por el comité del teatro, que dió la preferencia al proyecto presentado por él sobre otros cuatro concurrentes. Zitek pertenece á la escuela de arquitectos que protejen la restauración del renacimien to clásico de Italia, en cuyas universidades pais estudió varios años, y su primera obra, el «Museo de Weismar,» es una de las mas perfectas en el estilo floreciente del renacimiento italiano , á principios del siglo XVI. En el plano del teatro nacional de Praga resaltan mas las formas grandiosas á la par que sencillas del alto rena cimiento, dándole un carácter de explendor imponen te, que tanto distingue por lo general á los palacios de Praga. El arquitecto tuvo la suerte de poder disponer de uno de los mejores sitios de la ciudad. La fachada de entrada de la casa se halla en la embocadura de una de las calles mas anchas y concurridas (la de Fernando) sobre el muelle del Moldan, con quien corre en línea paralela la fachada ancha , produciendo un efecto sor prendente desde la ribera opuesta. El cuerpo del edificio, en cuyo alto se estiende el techado abovedado en forma de cúpula, consiste en una construcción sólida en zócalo y un piso principal de pi lastras y columnas con ricas cornisas coronadas de una balaustrada abierta. La fachada de entrada figura una lonja (loggia) abierta con columnas sueltas do arcadas de pilastras, cuya balaustrada está adornada de estátuas. El interior de la lonja está destinado para ador nos de color haciendo un efecto pintoresco mirando por los arcos altos. A ambos lados se juntan pilones (torres ú escaleras) cuyas grandes murallas, forman do contraste con la lonja libre , están destinadas á lle var grupos estatuarios á cuatro. La fachada del muelle está animada por resalidas y un pórtico, y al lado de la escalera torreada se ve la entrada para los car ruajes debajo de un balcón , descansando sobre sóli das arcadas columnarias. Este edificio presenta un con junto de mucho efecto arquitectónico , dando además un rico campo á la escultura y pintura, para lucir sus bellezas en su exterior. En el interior se agregan al grandioso atrio para el público á la entrada para los carruajes, espaciosos vestíbulos con grandes escaleras para los palcos y ga lerías. Escaleras particulares para los pisos altos están dispuestas en las torres á este fin. El espacio para los espectadores contiene, además del vestíbulo, cua tro pisos con palcos .y galerías con capacidad mas que suficiente para 2,000 personas. Encima del gran vestíbulo, en el primer piso, se ha construido un magnífico salón de descanso (foyer) que se abre hácia la gran lonja. Desde aquí se goza del hermoso panorama que ofrece la ciudad de Praga con el magnífico ibradschiri y la catedral de San Vito. Para el público del tercero y cuarto piso se proyecta otro salón que aumentará mucho su popularidad." El escenario tiene gran fondo y anchura, para per mitir grandes espectáculos ; todos los espacios acceso rios, cuartos de vestir, etc. , están dispuestos con toda la comodidad apetecible. En la primavera de 1868 comenzaron á levantar los cimientos del edificio y debe estar concluido dentro de cinco años. Praga podrá entonces felicitarse de tener uno de los mas hermosos teatros de Europa.

TOLONDRON Y EL ESCUDERO ITALIANO. A fines del pasado siglo se suscitó en Londres entre dos estranjeros una disputa, célebre en los anales lite rarios, con motivo de la primera edición del Quijote anotado que en 1781 se dedicó al conde de Huntington. De esta contienda memorable, que interesa mas á Espaque áotra nación alguna, apenas hay noticia entre nos otros. Una rápida ojeada mostrará, no obstante, sí de bemos orientarnos acerca de la manera con que asuntos propios han sido tratados en suelo estraño. Tratábase de la cuestión siempre ruidosa, y entonces mas que nunca llamativa, de la conveniencia ó inconve

niencia de la anotación del Quijote, nudo Gordiano que al cabo de una centuria hemos visto, con gran conten tamiento, cortado los por editores de la magnífica im presión que hace años salió de las oficinas Barcelone sas. Discutíase con gran donaire , sobre si un editor, que no entendía una silaba del Español, podia impri mir, corregir y anotar una obra, monumento y autori dad del habla castellana; y sobre esto se tiraban publi camente los bonetes un literato ingeniosísimo, natural de Turin, y un ilustrado sacerdote, oriundo de Oxford: impasible, satírico, mordaz y envidioso el uno; descon certado, impaciente, irritable, aunque asaz enamorado de la escelencia de su causa el otro: célebres por sus motes de guerra, Tolondrón y el escudero Italiano, pero mas célehres aun por sus nombres de paz Bowle y Baretti, estimado el primero entre los arqueólogos y eruditos y respetado el segundo entre los filólogos. Vése, pues, cuan digno es este gentil despolvoreo de ser visto . siquiera sea de lejos y en pintura , por los amantes de las glorias literarias, y cuánto nos obliga la cortesía á procurar el conocimiento de campeones que asi batallan por cosas y causas nuestras : mucho mas, sabiéndose que no triunfó en la lucha el mas va liente sino el mas astuto , y que la travesura y el in genio vencieron al buen derecho y la justicia, no con las armas de la razón, sino con el dardo poderoso de la sátira. Del reverendo doctor Bowle, nombre que debemos siempre pronunciar con gran respeto, no teníamos mas noticias que las muy breves que nos dá Pellicer en su discurso, y las brevísimas que nos ofrece Navarrete en la vida de Cervantes. Ambos, con justicia, elogian su mérito indisputable , reconocido por cuantos tomen en sus manos la edición de Londres y Salisbury. Hizo más el primero de estos críticos, (á una con el señor Mayans y otros literatos de aquel tiempo,) y fue, dirigir á Bowle una carta laudatoria, dándole el parabien por la empresa que había acometido y la felicidad con que , siendo estranjero , le había dado cima y aca bamiento; y confesar paladinamente que se había servido de muchas de las notas de este erudito,' que es el testi monio mas fidedigno del aprecio que hizo de su tra bajo. Con todo eso, ni Bowle es completamente conocido, ni se encuentra, en la serie de los críticos, en el lugar que le corresponde; debido esto, en gran parte, á la falta de publicidad de su famosa carta al doctor Percy, que es uno de los documentos mas notables que ha ofrecido la historia crítica del Quijote, y al gran perjuicio que le causó el virulento ataque de su despiadado émulo. Navarrete es el único que recordamos, que haya hecho mérito de la referida carta; pero se concreta á una mera indicación de su existencia, y nadie puede sospe char por ella, que la tal carta tiene todos los honores de un opúsculo ó tratadito en forma , que llena sus se senta paginas, muy bien contadas, de impresión regu lar en 8% y en el cual se sacan á plaza cuestiones inte resantísimas y opiniones nuevas é ingeniosas. En cuanto á Baretti, su nombre podrá sernos cono cido á favor de un diccionario biográfico, ó por su co laboración con Neuman en los diccionarios Inglés-Es pañol y Español-Inglés, que tanto fuero gozan con las correcciones del señor Seoane ; pero pocas ó ningunas son las noticias que pudieran orientarnos acerca de la encarnizada controversia que sostuvo en Londres en 1786 por medio de su proyectil intitulado Tolon drón. Nuestro objeto es dar á conocer en su justo va lor el trabajo del doctor de Idemestone, y satisfacer la natural curiosidad de nuestros compatriotas en lo to cante á aquella memorable polémica literaria, termina da en el siglo anterior con un fallo parcial, rectificado, por fortuna, en el presente siglo. Juan Bowle nació en 1723 y fué educado en Oxford en el colegio deOriel. A los veinte y cinco tomó el grado de maestro, y á poco fue presentado para un Vicariato en Wiltshire. En 1763 apareció como editor de una obra intitulada:—Trozos diversos de ant iguas poesías Inglesas. Doce años después publicó su célebre carta al doctor Percy, sobre la cual dice su biógrafo, que no salió don Quijote de su aldea, al campo de Montiel, mas alborozado y contento que Bowle en 1777 con su epístola. En 1781 dió á luz al Ingenioso Hidalgo, en castellano, con sus anotaciones é Índices. En el mismo año publicó en el periódico , Gentleman's Magazine, un epítome de la vida de Cervantes , apresurándose á dar a conocer en Inglaterra , el resultado de las nuevas investigaciones que se acababan de hacer en España, por Pellicer y Rios, sobre la patria y sucesos de nuestro novelista. ^ Al verle nosotros aparecer tres años después , que jándose en un breve artículo dirigido á Mr. Urban, editor del antedicho periódico, de los manejos y artes que algún mal intencionado ponía en juego, para im pedir que las publicaciones literarias se hiciesen cargo del trabajo que acababa de ofrecer al publico, colegimos que la animosidad de Baretti iba ya en aquella época produciendo sus frutos. La queja de Bowle no era in fundada ni hija de vanidad resentida , porque hartas pruebas habían dado los ingleses de mirar con particu lar predilección todo lo que á Cervantes y al Quijote se referia. La edición de Bowle no debía haber sido mirada con indiferencia, porque era un verdadero aconteci

miento el iniciar los trabajos de la anotación , reclama dos ya en España por el Benedictino Sarmiento, aun para los nacidos en la península. No se comprende, pues, el silencio de los literatos de Inglaterra respecto á un libro que tanto honra á esta nación, y que mereció las aprobaciones de los nuestros, sin que se hubiesen hecho gestiones poderosas para tratar de sepultarlo en el olvido, y estas gestiones no pudieron venir de otro sino de Baretti. Pero no anticipemos hechos de que á su tiempo nos haremos cargo, pidiendo el orden la conclusión de la reseña biográfica. Su última publicación fue la intitulada: «Observacio nes sobre la estraordinaria conducta del caballero de las diez estrellas y su Escudero Italiano para con el editor de don Quijote.» Poco después falleció, sobreviviéndole su competidor solo un año. Bowle fué estimado por su mucha erudición y conocimientos arqueológicos, á los que unía el de las lenguas modernas, en especial de la francesa, española é italiana, y fue particularmente conocido por su afición y entusiasmo por Cervantes y sus obras ; devoción que casi rayó en locura , y le al canzó, entre sus contemporáneos, el renombre de don Bowle. Tales son las noticias que componen la biografía de este eminente erudito; pero aun existen detalles curio sísimos sembrados en varias partes de sus escritos y otros, no menos interesantes, interpolados en el libro de Baretti, que son muy dignos de saberse; no tanto para aumentar la breve historia de su vida, como para con tribuir á formar un buen juicio en diversos puntos de la controversia. En gracia de la amenidad, los iremos mezclando oportunamente con el exámen de su crí tica del Quijote y de su célebre controversia. La primera lectura que hizo Bowle del Quijote sin duda debió ser en la infancia. Cuando se publicó la mag nífica edición de Tonson,.con que los ingleses nos ga naron por la mano en honrar la memoria de Cervantes, contaba Bowle trece anos de edad. Es muy probable, que esa edición anduviese, muy luego, con aplauso, en manos de los escolares de Oxford , y que los aficio nados al estudio de la lengua española , adoptasen el Quijote por guia y materia de sus trabajos. Como quiera que sea, Bowle confiesa que sabia el Quijote de memo ria, y debemos creerle, no solo por su aseveración, sino por ía prueba manifiesta que de ello dan sus índices. Esto supone lecturas infinitas comenzadas en una edad temprana, suposición que se confirma con el mismo razonamiento que hace Bowle, para persuadirnos que Cervantes leyó en su infancia los libros de Caba llerías. Nuestros lectores recordarán, que después déla aven tura de los Batanes, en la que Sancho uizo varias de masías, contándose entre ellas las de burlón y deslen guado, don Quijote quiso ponerle á raya, y citándoleejemplos de escuderos respetuosos y callados, dice: ¿Pues qué diremos de (iasabal , escudero de don Galaor, que fué tan callado que para declararnos la exce lencia de su maravilloso silencio, solo una vez se nom bra su nombre en toda aquella tan grande como ver dadera historia? Bowle tuvo la curiosidad de evacuar esta cita de Cervantes, y halló que en efecto , en toda la historia se hacen tres alusiones á él, pero solo una vez se menciona su nonbre. Nosotros opinamos, y asi hemos tenido cuidado de consignarlo en el lugar cor respondiente de nuestras correcciones á su biografía, que esta observación, de que tan buen partido supo sacar, tiene todo el aire de infantil. Como ni Cervantesni Bowle fueron prodigios de memoria , ha de acha carse este resultado á un estudio hecho en época en que esta facultad es mas feliz y lozana. Puede calcularse hasta qué grado se enamoró este estranjero del Quijote, con saber que nunca estuvo en España, ni , á lo que parece, habló jamás nuestro idio ma, ni tuvo maestros para su enseñanza. Baretti cita con gran contento esta circunstancia, para echar por tierra la obra dé su adversario: y aunque su testimonio debia ser algún tanto sospechoso , nosotros lo acepta mos en toda su estension, porque en vez de quitar ó disminuir el mérito de la anotación, le añade y aumen ta en cierto modo. Para el público es completamente indiferente y ocio so el averiguar si el que escribe en un idioma sabe hablarlo; lo importante es que el libro esté bien escrito y que el trabajo sea digno de atención. ¿Qué le impor ta al lector de un libro malo, que su autor hable fami liarmente con todas las galas de la elocuencia? Nosotros no poseemos documento alguno para poder afirmar que Bowle hablase el castellano, ó entendiese á los que lo hablaban ; antes tenemos la afirmación de Baretti, de que convidado por el capitán Crookshank para una comida entre varios aficionados á la literatura española, entre los cuales se contaba Bowle, se preparó para Ítensar en español, y quedó sorprendido, cuando, ai legar, oyó que se hablaba en inglés en gracia y honor al editor y comendador del Quijote: quien deciaró sí» sonrojarse, que no sabia proferir una sílaba en español, ni entendía una palabra cuando lo oia hablar. (Se continuará.,' Nicolás Díaz Benjumea.