en el pais de las viólelas, entre el mar Caspio y Hie ran ; mas aunque la historia es edificante porque de muestra , que los reyes se lian casarlo algunas veces •con pastoras , dando el cetro del poder á la modestia 7 la gracia', se lia hecho demasiado tarde para nar rarla. Concluiré, pues, diciendo que la sabiduría cristiana lia resumido también la antigua lilosofí;< de la violeta -en esta sentencia evangélica: «El que se elevare será humillado ; el que se humillare será elevado. » X. I.
TALLERES TIPOGRAFICOS DEL CUERPO LEGISLATIVO FRANCÉS. Uno de nuestros grabados representa la magnífica y espaciosa oficina tipográfica establecida por órden del, presidente Mr. Schneider en las bóvedas que sostienen «1 piso bajo de la cámara de representantcs.de Francia, por la parle que da con la rué de Bourgogne. Gracias tí esta oportunísima disposición, los redactores déla reseña ó estrado de las sesiones, pueden hoy durante la sesión y sin perder tiempo, hacer llegar á los cajis tas las hojas aun con la tinta fresca. Por medio de un aparato ingenioso de comunicación casi instantánea entre los talleres y los salones superiores, el presidente y los oradores tienen la ventaja de verificar las prue bas y hacer las correcciones que tengan por conve¡nienie, sin molestia ni demora alguna.
ALBUM POETICO.
que en su empresa lleva el mote «Contigo, pan y cebolla...» Don Quijote. El que , tocando el registro de hacerse gobernador, sin amar, busca el amor de la niña del ministro; y de éste logra ser yerno, sacando, al fin de la danza, el suspirado gobierno... Sancho Panza. Quien por altos intereses de una idea se aventura y halla en su mala ventura, gentes de frac por yangüeses, que, haciéndole torpe guerra, dan con la ley del garrote con el idealista en tierra... Don Quijote. El que,.á respetable trecho, yendo en pos del noble hidalgo, ve sólo en la empresa el algo que promete á su provecho; y, aun cobarde ante el escollo, algún coscorrón alcanza por no perdonar el bollo... Sancho Panza. Como ayer, como hoy, mañana, en el libro nunca viejo," su fiel y brillante espejo tendrá la flaqueza humana. Siempre del genio profundo sacará el mundo su escote ; Siempre cruzarán el mundo Sancho Panza y Don Quijote. Eduardo Bustillo.
DON QUIJOTE Y SANCHO PANZA. Hay quien, con lenguaje franco, «El manco» á Cervantes nombra; su libro, que al orbe asombra, prueba bien que no fue manco. De aquel ingenio fecundo aun saca el mundo su escote; que sigue cruzando el mundo Don Quijote.
La Academia de San Fernando lia expuesto al mi nisterio de Fomento varios medios conducentes al des arrollo y conservación de los museos provinciales de Bellas Artes, proponiendo las bases para la formación de catálogos de los mismos. ♦
Aun, si pasamos revista, hallamos en senda igual en pos del hombre ideal ni hombre materialista. Para que escudero lleve quien á aventuras se lanza," señores, aun vive y bebe Sancho Panza.
Los señores don Antonio Neíl y don Julio Meil, an tiguo horticultor el primero, y ex-director de los jar dines públicos de Marsella, han publicado un intere sante catálogo de los árboles, arbustos y plantas que cultivan en terreno situado en las afueras de Sevilla.
Ese que á fines inciertos de un político sistema corre, siempre con el tema de desfacedor de entuertos; soñando con seriedad que ya, de su pluma al bote, se cambíala sociedad... Don Quijote.
En Florencia se ha puesto en escena en el teatro Pérgola, una ópera cómica de Mr. de Champs, con el título de / Tutori c le Pupille, que ha obtenido un gran éxito.
Aquel que discurre un pocu, y que, sin ser nada lerdo, se olvida al fin de que es cuerdo por las promesas de un loco; y que en política otorga y niega con el que alcanza que le ha de llenar la andorga... Sancho Panza. El que, entonando querellas contra la negra fortuna, odas dirige á la luna, cantares á las estrellas; y, con líricos escesos, de apolo gran sacerdote, se queda en los puros huesos. . . Don Quijote. Ese que ai vate se asocia, y al seguirle en su camino, con un concepto divino humanamente negocia; y mientras, con su trabajo, por la gloria el vate avanza, él por comer á destajo... Sancho Panza. Galán que el mundo pasea con el pensamiento armónico de hallar de su amor platónico la soñada Dulcinea; y tiene tan hueca cholla,
El profesor Tyndall, en un discurso pronunciado ante la sociedad filosófica de Cambridge, ha esplicado una nueva teoría acerca de 1 1 cola de los cornetas. En su sentir, la cola proviene del sol y su crecimien'o es demasiado rápido para admitir la hipótesis de que la produce el cometa mismo, como el fuego del cohete en su ascensión. Cree este sabio que las colas son pro ducto de la acción actinica , al modo que nubes simé tricas son producidas por ciertos vapores en tubos, por la acción de la luz. El calor desvanece las nubes y la luz las produce, y como el calor es interceptado por el cuerpo del cometa, se engendra una cola por el depó sito de vapores en el espacio en que tiene lugar esta interceptación. Según esta teoría, puede haber come tas invisibles asi como visibles, y muchos fenómenos inesplicables pueden resultar de la combinación de emanaciones cométicas invisibles con nuestra atmós fera.
El Director General de los caminos de hierro de Lyon , lia ofrecido el premio de t ,000 francos , al au tor del mejor ensayo acerca de los medios de combatir las enfermedades de los gusanos de seda.
La nueva ópera de Herr Wagner, fíienzi, represen tada hace poco en el Teatro Lírico de París, ha tenido
135 un éxito poco favorable aunque comparativamente su perior al que obtuvo en 4 80 1 su Tannh'duser , en la Grande Opera. Han vuelto á renovarse las disputas en tre los discípulos y los opuestos á las innovaciones de este revolucionario compositor; dispulas que induda blemente habrán de continuar con mayor efervescen cia al ponerse en escena en este último coliseo la pro metida producción que ha bautizado con el título de Lohengrin.
REVISTA DRAMATICA. teatro de la zarzuela: «barba azul.»—teatro dei. circo: «compañía italiana de salyini.» — español: «¡si yo volviera á nacer!» No quisiera ocuparme de las exageraciones del gé nero bufo, que tanto han contribuido á extraviar el ta lento de ciertos autores , aun más que el gusto del in teligente público español, que á pesar de todo, siempre ha sabido, sabe y sabrá apreciar el mérito de las verda deras obras de arte. El teatro de la Zarzuela, que en el género líricodramático, ha procurado por lo general, encerrarse en los límites á que le obligaban los buenos recuerdos de su pasada gloria, ha venido por fin á rendir tributo á la extravagancia francesa , importada por primera vez á España por el emprendedor y afortunado Arderius. Preciso es confesar, sin embargo, que el señor Sa las no ha llegado al estremo de lo estravagante , y que puesto en el camino, ha revelado al menos su "buen gusto musical, eligiendo por compañero de viaje á Barba Azul. Barba Azul no llega al punto culminante , por de cirlo así, al desiderátum, al bello real, (porque ideal no puede llamarse) de los acérrimos defensores y aun adoradores del can-can, que es el remate y digno co ronamiento de la perversión del gusto artístico, que ha saltado los Pirineos con toda la desnuda gracia de la famosísima Rigolboche. En el disparate Barba Azul, el can-can queda sólo indicado, como si temiera pasar de indicaciones en un teatro levantado con el buen propósito de continuar la senda marcada en Jugar con fuego por el ilustre Ven'tura de la Vega. ¡Lástima grande que tan noble propósito no se haya realizado por falla de obras de mérito verdaderamente españolas que de seguro hubieran triunfado de la im portación francesa! ¡Lástima también que el genio mu sical de Offenbach dedique sus notas , siempre oídas con delicia, á un género transitorio, por estremado en el punto de lo absurdo y estravagante! Confiemos en que el estómago español no ha de po der soportar por mucho tiempo los manjares fuertes, confeccionados "por los cocineros anti-literarios de la Francia. Y ya que de la perversión del gusto hablo, debo de cir que veo s'empre junta la sátira contra el vicio, don de quiera y como quiera que éste tienda á entronizarse; pero ha de ser la sátira conveniente, intachable en la forma y en el fondo, y que en el fondo como en la for ma, descubra la competencia del juez y el acierto en la fórmula del fallo solemne. Digo esto á propósito de La cancanomania, sátira dramática con que el señor Gas par ha tratado de condenar el furor cancanero, en estos tiempos tan desarrollados. Creo que el señor Gaspar ha debido y podido redu cirse á escribir un cuadro cómico chispeante, en que realme'nte apareciesen en ridículo los vicios y estravíos del teatro, y el cuadro hubiera envuelto la lección , si el pintor hubiera sabido elegir los colores, sin necesi dad de parlamentos que nada importan, ni de contras tes como los de las escenas de La Vida es sueño , que ningún valor tiene allí, porque sabe bien el señor Gas par, que donde se baila el can-can están demás las admirables obras de Calderón. La cancanomania no ha debido tener pretensiones de protexta, y menos de pretexta personal , porque el arte protestaría bien implícitamente en boca de cual quier personaje del cuadro, y muy mal en boca de la misma doña Matilde Diez, que á pesar de su elevado y reconocido talento y de su gloría, legítimamente adqui rida, es harto interesada parte en el asunto, para que pueda aparecer en él juez im parcial. Creo, en fin, que el mejor juez en esta causa sería el público, que concluiría por rechazar el can-can con todo lo bufo, sí se le ofrecieran frecuentemente obras de puro arte dramático que ha demostrado que sabe apreciar, aplaudir, y prefe ir en todos tiempos Ya que no ha acertado á escribir una buena sátira, acierte con su buen talento el señor Gaspar á escribir obras mejo res que Don fíamon y el Señor Ramón , y verá cómo, halagado con ellas el buen gusto del público español, concluye éste por no buscar solaz y esparcimiento, y. hasta compensación y desesperado consuelo en las estravagancias francesas. Tócame ahora decir algunas palabras acerca de la compañía italiana que, dirigida por el gran actor Salvini , inauguró sus tareas en el teatro del Circo en los , últimos días de marzo. La compañía, en general, tiene
