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el reino de la escolástica, de la edad de oro y el principio de la decadencia.

En la actualidad ya no se ríe en el teatro; esto seria una fatuidad, ridicula; á la generación presenté no le hacen falta alguna esos acentos maravillosos y sublimes, le bastan únicamente las partituras de los Wagner, el iniciador flamantísimo de la música del porvenir, y voz del anunciador de las operaciones bursátiles.

La generación moderna, ocupada sólo en los goces que ella llama positivos, quizás por no haberse tomado la molestia de inventar un nombre mas liviano, debe cuidarse sólo de escuchar el sonido del oro, y arrobarse ante el espectáculo encantador de una cartera repleta de billetes de Banco.

¡Qué había de hacer con la música!

La música para los positivistas presentes, no debe componerse, mas que de un poco de ruido que les despierte de la torpeza y soñolencia que en sus delicias les tiene envueltos y avive por dos horas, lo mas, sus entumecidos nervios.

Como no podia menos de suceder en una solemnidad dedicada á la memoria del maestro de los maestros, entre las piezas que se ejecutaron figuraba el Stabat-Mater.

El Stabat de Rossini es, á nuestro parecer á lo menos, una hábil tentativa, además de muy ingeniosa, en una vía de reformas hoy dia indispensable, y no el resultado de un sistema preconcebido y por consiguiente definitivo.

Asi es que en esta partitura, á todas luces de una importancia secundaria con respecto á las obras de este compositor, nada recuerda para el gran maestro, esas señales distintas y profundas que todo genio deja en pos de sí, nada que recuerde el tono soberbio y enfática seguridad con lá que los reveladores imponen sus ideas al mundo que los contempla.

En una época como la nuestra en la que pululan los dogmas tanto en religión como en política y artes, el papel de revelador ha perdido mucho de su antiguo merito.

Los hombres de talento lo rechazan.

De modo que el gran compositor, por esta vez, como hombre de talento verdadero, lo que hizo fue tantear el terreno, reservándose quizás, si la prueba alcanzaba buen éxito, completar más tarde su empresa.

Esperando, pues, el maestro se contentó con un cántico sencillo como convenia á su inspiración y a sus ideas melódicas en la prosa elegiaca y dulce del Stabat Mater.

Hé aquí la razón por que creemos que no habia motivo para esa polémica promovida en este asunto por los compositores de música religiosa, y por consiguiente de< ese decantado enojo de las sombras de Allegro Palestrina y Pergolese, y, sobre todo, del inmortal Cherubini, con que amenazaron al pesarese; echando en olvido que en último resultado esta clase de música no es la monotonía ni el fastidio, que su fórmula no puede ser pueril y vana, sujeta á las apreciaciones de escuela y por consiguiente, un secreto de conservatorio, sino una de las manifestaciones más grandes del pensamiento humano, sublime expresión más pura del sentimiento.

La fuente del genio es una, la aplicación es la que puede variar, y la aplicación arranca de la voluntad.

APRESAMIENTO DEL BERGANTÍN «JEFFERSON DAVIS» POR LA GOLETA «GUADIANA.»


DON JOSÉ MARÍA ORENSE, MARQUÉS DE AIBAIDA.