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rito artístico del Quijote, no era de esperar que pasase de la capa ó corteza literaria; pero no hay duda que la carta á Percy vale mas en definitiva que todo el tomo de sus anotaciones. A poco de comenzarla tu tarea, tuvo lugar su casual encuentro con Baretti, de quien tanto daño habia de recibir en lo futuro. Hallábase Bowle en Londres en casa de un librero en ocasión en que éntró Baretti, ocupado en ne gocios de impresiones desde 1753, en que publicó su primera obra, para defender la poesía italiana de los juicios erróneos de Voltaire. Bowle, con aquella franqueza y espansion que le eran propias, le comunicó su proyecto de imprimir una edición anotada de la obra de Cervantes, en cuya empresa ya, habia puesto mano. La idea tue bien acogida por Baretti , deseoso también, de una edición correcta de este libro, apasionado de Cervantesy grande amigo de la célebre autora del Quijolc-nembra, en cu ya casa debia hablarse con idolatría del príncipe de los modernos nove listas. Que Ja idea de Bowle fue bien acogida y celebrada por Ba retti, es indudable por el testimo nio de este último. Al encontrarse por segunda vez en la hospedería de Gray, que todavía existe á la siniestra mano ,de la calzada de Holborn , como vamos del lado oc cidental de Lóndres hacia el banco y la bolsa, dijo el doctor con mues tras de gran júbilo: — «Becuerdo haber tenido el gusto de conocerle en la tienda de un impresor hace años, en cuya época le di cuenta de mi propósito, y usted tuvo la bon dad de prestarme un libro muy útil |para mi tarea.» Cuando Baretti refiere este in cidente en 1786, es decir, al cabo tal vez de diez y seis años, no va cila en asegurar que le replicó, <¡ue habia hecho poca cuenta de él y del libro; pero puesto que no lo niega , rebajando lo que pudo au mentar el resentimiento, siempre se echa de ver, que la oferta del libro, no podía ser hija de la indiferen cia, mucho mas no teniendo otra relación con Bowle, que la producida por la simpatía é igualdad de senti mientos respecto á la corrección y anotación del Qui jote. Y en efecto. Baretti se regocijó y aprobó su pen samiento ; y si después lo desaprobó y atacó de una manera virulenta, hay motivos para sospechar , como veremos, que no la ejecución, sino algún despecho ó impulso de celos, fue el móvil de su conducta. BOWLE Y BARETTI Ó SEAN «TOLONDRON» Y EL (ESCUDERO ITALIANO.» II. La causa que hizo enemigos irreconciliables á los dos Hispanistas más eminentes que florecieron en In glaterra en la segunda mitad del pasado siglo, pasó en aquel tiempo desapercibida y encerrada en el círculo de lo misterioso, por más que sus efectos fuesen harto visibles para el público. Ninguna indicación clara se encuentra en los escritos de Baretti, y aunque es posi ble que Bowle fuese mas explícito en los suyos, no po demos valemos de fuente tan legítima, porque fallan dos documentos de los más importantes que salieron de su pluma (I). Tampoco se halla rastro alguno en las obras de los escritores contemporáneos, ni ménos en las publicaciones periódicas por las razones que expon dremos más adelante. Nuestro propósito, al hacer la crónica de estos escándalos literarios, abarca no sólo el juicio crítico del comentario y anotación de Bowle, á una con nuestra opinión sobre las varias cuestiones que entablaron acerca de gramática y lenguaje caste llano , sino la averiguación del verdadero origen de la contienda, conocimiento indispensable para que no nos admire el lujo de ataque, que alcanzó un éxito tan se guro y completo sobre una obra digna de toda estima ción y aprecio. Otra razón, si cabe, mas poderosa, nos indica esto camino. Oídas ambas partes y traídos los autos á la vista para dictar sentencia , se hallaría el juez más hábil embarazado al hacer la distinción de lo principal y lo accesorio. ¿Sobre qué versa la disputa? preguntaría. ¿Se debate aquí sobre sí el Quijote nece sita comento, sobre la manera con que se ha comen tado, sobre la habilidad ó conocimientos del comen tador en materia de lexicografía, ó finalmente sobro (1) No se bailan indicados en los Catálogos de la Biblioteca del Musco Británico. Baretti da algnna idea de sus contenidos en su vtira.

EL MUSEO UNIVERSAL.

EL DUQUE PE AOSTA.

de Cervantes , y su colocación en los más altos pedestales del tem plo de la inmortalidad? ¿Quién du da que esta tentativa de un ex tranjero produjo emulación en los españoles, dió margen á las infini tas hechas después, tanto para explicar la letra como interpretar y comentar el espíritu del Quijote? Nosotros que la vemos ya á dis tancia , que podemos ir marcando el curso de la inteligencia en sus juicios sobre esta inimitable obra del arte, juzgamos la anotación y comento del doctor inglés, como la primera columna miliaria en la jornada de la crítica. Todo entu siasmo , todo delirio, estravío , va nidad ó presunción parece menos reprensible, cuando el hombre sa crifica su vida, su provecho, su bienestar en faTor de aquellos que tan pocos recibieron en el mundo y que tantos prodigaron en retor no. Bowle se sacrificó á Cervan tes. ¿Quién puede evitar que á este sacrificio se una un tanto de recompensa en la gloria que se vislumbra y en la alabanza que se espera? Cuando los hombres es criben con estas miras, el entu siasmo es un escollo y un achaque frecuente la monomanía. Derríbe se de un solo golpe este halagüeño edificio, destrúyase este dorado sueño, marchítese esta ilusión que sustituye á tantas realidades como halagan y animan á otros en sus tareas, y se comete un despojo que desconcierta el espíritu , que enferma la razón y conturba el áni mo. ¡Tanto afán perdido ! ¡ tantas vigilias infructuosas! ¿Quién com pensará este daño? Por esto debedisminuir en algún tanto la culpa bilidad de Bowle en sus ataques desatinados contra Baretti. Traba jó en beneficio de otro y solo es peró una buena acogida, para bien y aceptación. ¿Qué le quedaba si se destruía con un rasgo de pluma toda su obra? ¿Qué le quedaba si caía en ridículo ante los ojos de sus compatriotas, y se convertía en objeto de mofa un trabajo formal de cerca de veinte años? El que trabaja para comer y se cura poco de la inmortalidad, puede decir como Cibber, cuando se vió atacado por el autor de las Dunciadas:—«De safio á Mr. Pope , á que me saque del estómago con una de sus sátiras el alimento que me proporcionan mis libros.» Bowle no tenia este consuelo y veia el inmenso obstáculo que se oponia á sus deseos, comen zando la vida de sus producciones bajo el peso del descrédito y de la burla , y queremos que la consi deración de este estado sirva en el ánimo del lector de circunstancia atenuante, cuando relatado el proceso llegue á formar su opinión y dictar su fallo. (Se continuara.: Nicolás Díaz Benjlmea.

si un competidor supera al otro en calidades para acometer tal empresa? Esta degeneración de la con troversia, que llegó hasta el empleo indistinto de toda clase de armas , desde la tremenda clava de la razón hasta el dardo sutil de lo ridículo , y desde el puñal agudo é impregnado del veneno de la calumnia , liasta el golpe ruidoso del palo del moharracho , induce á procurar el descubrimiento de esa especie de hada Morgana , que torció el curso indicado por la sensatez y la prudencia. En la historia del libro de Cervantes no na sido este suceso único. Varias polémicas ruidosas se han ido sucediendo , aunque no todas dieron mues tras de concretarse á la exclusiva dilucidación de los dogmas y cuestiones del arte ; pero, entre todas, nin guna entra en p;u-angon con la que nos ocupa en este instante; y lo más extraño es, que, en la apariencia, nace la agresión y la destemplanza de parte de aquel que por su carácter debiera ser más inclinado á la paz y mansedumbre. Al decir en la apariencia no inten tamos exonerarle de responsabilidad. Por lo mismo que somos los primeros que traemos esta cuestión antigua GEROGL1F1CO á un nuevo y fundamental debate , queremos ser im parciales ; pero el hecho es que hubo una lucha exte rior, visible, pública y desatentada por parte del anotador contra su émulo, y otra invisible, ú la sordina, por parte de Baretti. Bowle la denunció en el Gentlcman's Magazinc, y este aserto no sólo no está desmentido, sino que en cierto modo se vé confirmado en la sátira Tolondrón. Para proceder, pues , con el debido orden y apurar la verdad en todo, conviene que el lector haga el necesario conocimiento con el cam peón que aun permanece con la visera calada. Al des cubrir la de Bowle , vimos que brillaba en sus ojos el fuego del entusiasmo, que había pecado en enamorarse lal vez con demasía del corazón y el entendimiento de Cervantes, que se cumplía acaso el refrán de que : un loco hace ciento, porque el Quijote sólo le indujo á una penitencia y clausura sin voto, y auna especie de tra bajo forzado en lo mejor de su vida, que con mas in mediato y positivo provecho suele acobardar el animo del hombre. Esta abnegación, esta locura, si asi quiere llamársele , os disculpable cuando la produce la con templación de la grandeza del genio. Opuestos á toda idolatría, á toda servidumbre y adulación entre los hombres , aceptamos, acatamos y respetamos la que se rinde al saber humano. El genio se confia á las genera La solución de éste en el próximo número. ciones futí; ras, todo lo espera del porvenir, y ya que de sí mismo se olvida mientras vive, justo es que de él ~ ABELARDO DE CARLOS, EDITOR. se acuerden los que después vinieren. ¿Quién duda de CALLE DE BAILES, NÚM, i. — MADRID. la influencia secreta y misteriosa que haya tenido la ADM1MSTHACION. IMPRENTA DE GASPAR T ROIU. monomanía de Bowle en el proceso de la canonización