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Cuando la derrota que sufrió este teme rario príncipe en Grauson , en 1474 , sus rudos é ignorantes vencedores tomaron por de peltre su magnífica vagilla de plata, y el oro por metal dorado, y todo lo vendieron á vil precio. Las magníficas colgaduras de seda y terciopelo, bordadas <ie perlas ; las sogas de oro que sostenían la tienda de campaña del duque, la ropa de oro adamascado, el encaje de Flandes, las alfombras y colgaduras de la famosa fábrica de Arras, de las que se encontraron en los cofres en cantidad inmensa, todas fueron cortadas y vendidas al menudeo. La tienda del duque estaba rodeada de otras quinientas, en las que se alojaban los señores de su córte y los empleados y dependientes de su casa , y se distinguía ai exterior por el escudo adornado de perlas y pedrería: en el in terior estaba colgada de terciopelo car mesí, bordado de follage de oro y perlas, y los cristales de las aberturas, que se le hicieron á manera de ventanas , estaban encajados en bastidores de oro. La silla en que se sentaba para recibir embajadas y dar audiencia , era de oro macizo. Su colección de armaduras , es padas, dagas y lanzas, incrustadas de marfil, era de un portentoso trabajo, con los puños y guarniciones tachonadas de rubíes, zafiros, y esmeraldas. Su sello de dos marcos de oro de peso, sus pintu ras en tabla guarnecidas de terciopelo, entre las que se hallaban su retrato y el de su padre, su insignia y collar del toi són, y un infinito número de preciosas al hajas fueron saqueadas , dispersas y des truidas. La tienda que servia de oratorio era de una riqueza inmensa, de la cual varios de los objetos que contenia causaron la ad miración de los habitantes de Aii-laChapelle dos años antes, como ya de ellos hemos hecho mención. El tesoro del duque cayó también en poder de los con federados suizos , y era tan inmenso que por ahorrar tiempo , en vez de pesar el dinero se distribuyó á sombreradas. De la historia de los tres famosos diamantes, y de otras de las principales joyas de la co rona de Borgoña perdidas en aquel terrible dia , nos ocuparemos en otro lugar. Los españoles é italianos de los siglos XIV y XV, ostentaban en su porte el lujo mas desmedido. Tejidos

rico sobre toda ponderación. Según las pinturas que hemos visto de la reina de Chipre, rodeada de sus nobles damas ve necianas, el cuerpo de los traces de las señoras estaba adornado de pedrería con una profusión, que sin embargo no perju dicaba á la elegancia del conjunto. El aderezo de Beatriz de Este era en estremo rico y elegante. Consistía en un grupo de perlas, y un adorno compuesto de piedras preciosas y caídas de perlas de gran tamaño , colocado cerca de la oreja. Llevaba además una sarta de gran des perlas que después de rodearla la garganta bajaba á descansar sobre su se no. Leonor, infanta de Portugal, y Fede rico, duque Urbino, se cubrían material mente de alhajas. Entre los príncipes italianos mas dis tinguidos por su importancia, magnifi cencia y buen gusto por las artes de lu jo , se cuenta á Martin H , señor de Verona, Brescia , Parma y Lucca , que murió el año 1351. Sus vestiduras y armadura fueron las mas ricas de aquel siglo. La casa de Visconti fue también famosa por su lujo. En la coronación de Galeas Vis conti, la corona de perlas y pedrería que le colocó en la cabeza el plenipotenciario imperial, estaba tasada en 200,000 flori nes, ó sean 1.666,600 reales. El vestuario de un noble milanés con sistía en un gorro de terciopelo negro rodeado de una corona de perlas; un tra ge de brocado de oro ribeteado de ter ciopelo carmesí bordado de perlas y lo completaban un rico collar de perlas con un broche de pedrería, y espada con empuñadura de oro de martillo, según la exacta representación de una pintura de Bartolomé Montagna del año 1498. El lujo de los españoles marchó al nivel de los príncipes de Francia é Italia, mientras que en prodigalidad superaron á todos, escepto los príncipes de la casa de Borgoña. España fue la primera en introducir la costumbre oriental de rega lar alhajas á los convidados en los ban IGLESIA DE SAN MILLAN, quetes. Entre los innumerables ejemplos de esta régia munificencia, citaremos sólo el del conde de Haro que en 1410, de seda, y de oro y plata .cargados de bordados y pe habiendo tenido el honor de recibir en sus dominios drería, eran las ropas de que se componían sus trages, á la reina de Navarra y su hija, preparó festejos cuya según se ve por los retratos de aquella época. El trage descripción parece tomada de algún cuento de ha de una joven duquesa italiana de aquellos tiempos, era das. Al final de un» de las fiestas, el noble huésped se

VISTA GENERAL DE DUHANGO. arrodilló á los pies de la princesa, y ofreciéndole una joya de gran valor la dió gracias por la señalada hon ra que á su casa había dispensado. La misma ceremo nia se repitió con la reina, y á todas las señoras pre

sentes se les hizo también el regalo de una alhaja, que de rica seda, ó de brocado ó de una, piedra preciosa. no era nada menos que un anillo con un diamante, Cuando los reyes de España y Francia se reunieron esmeralda ó rubí. A todos los caballeros del cortejo á conferenciar en las márgenes del Bidasoa el año 1614, real se les hizo el presente de una muía, ó una pieza ellos y su séquito respectivamente ofrecieron el con