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cuyos bolones de plata son cada uno una obra maestra, y cuando el tiempo anda revuelto, unas chaparreras de piel de tigre le caen desde las rodillas hasta los pies. Una chaqueta bien entallada deja ver su gracioso cuer po, ceñido con una faja de seda roja y el sombrero de amplias alas gaionadas con toquilla dé oro remplaza al innoble sombrero negro. Cuando llueve se cubre con cierto abandono con su zarape de mil colores , que lleva á la grupa en el buen tiempo. El hace caracolear al caballo, alternando del paso al galope , saludando á derecha é izquierda y echando, como el tambor mayor de la fábula, una mirada de satisfacción á alguna ventana privilegiada. Por espacio de dos horas, va, viene, pasa, vuelve á pasar, se detiene y ve desfilar los coches de la ciudad. Pero dan las siete, viene la noche; y entonces aban donando su ejercicio favorito, se retira dispuesto á repetir lo mismo el dia siguiente. En el invierno, el teatro, en donde se abona todo mejicano acomodado, le da tres funciones por semana. En cuanto á la mejicana, se presenta siempre en él tan «legante y ataviada como las ladies de Hay Market ó de Drury-Lane. Cada representación exige un nuevo Irage, á cuya exigencia se somete con mucho gusto. En el verano se abre el circo, las lidias de toros, en que la víctima siempre viene á caer hijo el estoque del matador. (Se continuará.) z.

ALBUM POETICO. SONETOS. (Al Excmo. señor doi Nicomedes Pastor Diaz.) ¡Sólo tú por dos veces el imperio oh Roma, has ejercido en las edades! ¡Sólo tú de dos Ínclitas ciudades envuelves en la púrpura el misterio! Dos veces asombrado el hemisferio contempló tu grandeza ó tus maldades, según fueron del orbe potestades León ó Borgia, César ó Tiberio. De Persépolis, Nínive y Cartago no queda mas que fúnebres ruinas, cálida arena y solitarias palmas : y tú , inmortal en medio del estrago, al perecer las águilas latinas, conquistaste el imperio de las almas. Roma I8B0. A POMPEVA. Dies ira. Cuando amanezca el iracundo dia que en la mente de Dios leyó el Profeta, y el ágrio són de la final trompeta, abandone de Adán la raza impía Ora el sosiego de la huesa fria , ora los lares de la vida inquieta, y pase el juicio extremo, y del planeta quede la extensa faz muda y vacía, No será tan horrendo y pavoroso encontrar por do quier huellas del hombre y ni un hombre ni en campos ni en ciudades, Como verte, sin vida ni reposo , desierta, y mancillada par tu nombre, expiar ¡oh Pompeya! tus maldades. Pomprya 1861. EPIGRAMAS. ¿Qué hago yo con mi mujer que habla mas que mil demonios? clamaba Juan, y un amigo le respondió: no seas tonto, déjate llegar á viejo, quizás llegues ú ser sordo. Propusieron á un discreto que de casarse trataba, una loca, con gran dote, y, sin fortuna, una sabia. Y él dijo: venga la rica, que, si vamos á mirarlas, la más toca y la más cuerda, se diferencian en nada. N. D. B. En el segundo dia de almoneda de la librería del mar qués de Hasting,[en Nottingham, se han vendido, entre otros libros raros y curiosos, los siguientes: El libro de las conquistas; una colección de poemas de los más eminentes Druidas y Bardos de Irlanda; la crónica de Ranulpho, monje dé Chester; el Polychronicon de Hig-

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den, traducido por el caballero Juan de Trevisa, y las cuyos moldes parece que se rompieron después de va obras de Thomas More, el autor famoso de la Utopía. ciarlos. El dibujo que me ha inspirado estas desaliñadas lí Una exposición internacional de economía doméstica neas justifica, hasta cierto punto, las anteriores obser está anunciada para agosto ó setiembre próximos en vaciones. Hay algo de solemne y patriarcal en la acti Utrech. Su objeto es poner á la vista de los trabajado tud y el tipo de los dos personajes que ocupan el prires artículos tales como mueblaje, vestidos, alimentos, mer'término del cuadro y que embebidos en su platica libros y sistemas de educación familiares y otras obras solo se interrumpen para dar espacio á sus repetidas y objetos domésticos, que al par que sean de poco cos libaciones. Tiene el fondo algo de grande é imponente te, tengan solidez y sirvan de utilidad y provecho para que recuerda el templo. No es esa la borrachera que la mejora de su condición social. Todo artículo de lujo pasea por las calles su escandalosa exaltación : no es está rigorosamente excluido. esa la embriaguez que se desata en improperios, incita al crimen y se desploma en el arroyo para acabar des vaneciéndose en un sueño febril sobre la paja de un calabozo. Reina una paz , se trasluce una unción tan LOS DOS COMPADRES. profundas en el uno de sus héroes , rebosa en el otro, ESTUDIO DE COSTUMBRES POPULARES DE ESPAÑA. aunque grotesco, un sentimentalismo tan propio de la (DIBUJ3 DE DOS VALERIANO D. BECOCI»,) chispa espansíva, que entre los dos puede decirse que completan el ideal del bebedor clásico. Basta fijarse Ya un poeta de la antigüedad lo decía ei>n estas ó se en escena aislada de la eterna comedia popular mejantes palabras «ven amigo, hablaremos de largo y te paraesaconocer de la acción reconstruir el pró daré á beber vino del tiempo de los cónsules» En to logo y adivinarel elteatro desenlace. das las épocas la embriaguez y la expansión han tenido La ámplia capa, el sombrero colosal y la fisonomía por cuna el mismo tonel y han andado juntas de la ma característica del compadre grave denuncian al menos no. ¡Singular influencia de un poco de líquido que se conocedor el tipo de un manchego. ¿Quién no reco ingiere en el estómago del hombre! Desarruga el ceño noce en su alter ego un labrador aragonés? Son los del adusto, infunde osadía en el tímido, desarrolla las representantes de las dos provincias, madres del vino, corrientes magnéticas de la simpatía para con los es- que beben á pasto las masas del verdadero vino na traños, abre de par en par las puertas á los secretos del cional, del que presta genio y, carácter al pue alma, rompe en fin el hielo de la calculada reserva que blo español. ¿Dónde se han conocido? propios ¿De qué fecha se funde á su dulce calor en c imicos apostrofes ó en lá data su amistad? ¿Porqué acaso se encuentran juntos? grimas de grotesca ternura! No importa averiguarlo. Después que la campana de la El jugo de la vid tiene su epopeya en los himnos de iglesia ha tocado á vísperas , al tiempo que el alcalde, Anacreon, la poesía ha prestado á sus inspiraciones las el cura , el boticario y algún primer contribuyente de alas de la oda en los espondeos de Horacio , las jácaras capa parda, arreglan los destinos del pais midiendo de Quevedo cantan sus picarescas travesuras entre las con lentos pasos el pórtico ; en tanto que las comadres gentes de baja estofa , aun en nuestro siglo brota es del lugar juegan al guiñóte ó al julepe próximas á la pontánea la caneion báquica como la flor de la orgía. lumbre, donde hierve el espeso chocolate de la me ¡Qué mucho que en la antigüedad haya tenido adora rienda; mientras las mozas bailan en la picota y los dores de buena fe un dios sin altar y sin culto! mozos juegan á la barra ó recorren las calles desgañi Entre nosotros, generación nerviosa é irritable cuya fándose al compás de un guitarrillo destemplado, nues inquieta actividad sostiene la continua exaltación del tros dos héroes se presienten, se buscan y después de espíritu, el vino ejerce un muy diverso influjo del que encontrarse, sin cambiar una sola palabra, sin prece debió ejercer entre los hombres de las edades primiti der siquiera algo semejante á la invitación del poeta vas. Embriagados casi desde el nacer ya de un deseo, de latino, como empujados por una fuerza sobrenatural, una ambición, ó una idea, constantemente sacudidos se encaminan á las afueras de la población, si no á por emociones poderosas, el suave impulso de un licor beber vino del tiempo de los cónsules, á saborear el generoso se hace apenas perceptible en el acelerado contenido de una tinaja de lo añejo, cuyo zumo tal vez movimiento de nuestra sangre en el estado de fiebre esprimió niño el que hoy lo consume anciano. que constituye nuestra agitada y febril existencia. Para En muchos pueblos de Aragón y particularmente en obviar á este defecto, hemos recurrido al alcohol. Pero la parte alta de la provincia, una senda que pasa cos el alcohol es al vino lo que la carcajada histérica de un teando el lugar , se dirige en desiguales curvas por demente es á la rica, fresca y sonora de una muchacha entre las quiebras del monte hasta el punto que en la de quince años. El uno es él entusiasmo, el otro es la falda de éste ocupan las bodegas. Socavadas en la peña locura, éste apaga la sed, aquel consume las entrañas. viva, y recibiendo la luz por los agujeros practicados La última palabra del vino, es el ronquido formidable en el granito, el conjunto de ellas solo ofrece á la vista del Sileno griego. El alcohol ha legado á los hombres una serie de .bocas abiertas en el corte vertical del como un don funesto el delirium tremens. terreno, cuya regularidad y estraña apariencia traen No nos es fácil, pues, calcular todo el efecto que ba á la imaginación la memoria de esas ciudades de los ria en una raza nueva más tranquila, más fuerte, mé- muertos , verdaderos tesoros científicos para los mo nos propensa á la exaltación ese secreto y misterioso dernos sabios, que los egipcios tallaban en los peñones impulso que despierta la actividad de las facultades, ese de algún recóndito valle. fluido que circulando con la sangre comienza por ali Unos cuantos escalones, naturales ó mal compuestos gerar su curso , aguijonear las ideas perezosas y abrir con ladrillo y argamasa, dan paso al interior de las bo los poros del alma á los sentimientos y las emociones. degas á las cuales se desciende casi siempre á trompi Con razón creyeron que sólo un dios podía haber he cones deslumhrados por la súbita transición de la cla cho á los hombres tan agradable presente. ¡Evoe! ievoe! ridad del cielo á las sombras que envuelven sus gale gritaban los sacerdotes invocando á Baco. «Baja a nos rías. Cuando los ojos comienzan á habituarse á la vaga otros,» añadían, apurando copa tras copa, y cuando la niebla que envuelve aquel recinto, cuando la dudosa y ' embriaguez divina agitaba sus miembros, cuando el azulada claridad que se abre paso á través de los res vapor del líquido subía á su cabeza, exclamaban llenos piraderos resbalando sobre los muros , comienza gra de místico alborozo: «El dios ha bajado. > dualmente á destacarlos del fondo , es difícil dar idea La mano del tiempo ha derribado la divinidad del con palabras de los pintorescos contrastes de luz, de co ara aunque no se ha perdido el culto. Al cambiar de lor y de líneas que ofrece el cuadro que se presenta á ideas hemos despojado á sus adoradores del carácter la vista. En primer término pipas, cubas y tinajas co sagrado con que se revestían. Después de arrebatarle el losales, cuya gigantesca proporción recuerda los restos tirso, la corona de pámpanos y la piel de tigre , hemos de las construcciones ciclópeas, se levantan magestuo— dejado al sacerdote del antiguo templo en cuyo vesti- sas formando grupo con los artefactos y los útiles gro tíbulo nació la tragedia clásica , convertido en el bor seros de una industria que aun permanece entre nos racho vulgar que se desploma á la puerta de la taberna. otros en toda su primitiva sencillez. Por unos lados la A pesar de todo, lejos del agitado círculo en que bu galería abierta á pico deja ver las grietas de la roca y llen y se codean las ambiciones y los intereses, rari sus robustos pilares ;sus arcos chatos y robustos parece nantes in gurgite vasto , aun se encuentran algunos míe remedan el interior de los templos subterráneos tipos que traen á la imaginación reminiscencias de de Elefanta : por otros un madero , un pilar de adobes aquellas pasadas glorias. ó el tronco de una encina que sirve de puntal revelan Los que han estudiado con algún detenimiento las el carácter típico de su obra que no es como suele de costumbres populares así en nuestro país como fuera cirse de romanos ni mucho menos. Tal es la que sirve de él, suelen mostrarse á menudo maravillados de las de refugio á nuestros dos compadres. La muda admira singulares coincidencias que existen entre las costum ción con que el huésped contempla la larga fila de ven bres y los usos modernos de los habitantes de ciertas trudas tinajas que se prolonga nasta perderse degra localidades y las de los pueblos más remotos de la anti dándose entre las sombras del fondo, las respetuosas güedad. Y éfectivamente, sí con la diligencia y la con ceremonias con que el anfitrión destapa la mas vene dición de los que se afanan en busca de la ignota raiz rable á fin de preparar la ofrenda, el silencio con que no de una palabra, hasta que profundizando en las capas ya en capa de cristal tallado, en caña ó cubillo, sino en primitivas del lenguaje humano resulta al fin sánscrita clásico puchero de barro comienzan ambos á trasegar o caldea, se buscara la generación de ciertas ceremo al estómago el reverenciado líquido dan á conocer que nias y hábitos, veríamos, persiguiéndolos en sus modi se sienten poseídos de toda la magestad del sitio en ficaciones al través de los siglos, que aparecían al fin que se hallan, de toda la grandeza del misterio que en enlazándose y como derivación natural de ceremonias, ellas va á operarse. costumbres y fiestas olvidadas ya ó de las que juzga Los tragos menudean, el silencio se interrumpe y la mos no queda el menor vestigio. Y una cosa semejante tagarnina comienza á delinearse con carácter propio suced" respecto á algunos tipos de las edades pasadas en cada uno de los adores.