Página:El museo universal 1869.pdf/70

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Por lo que so ve, mientras no volvemos los ojos Ini ! sociedad constituida en París para la protección de los cia nuestra España , no hay cosa ile gran momento por niños de pecho, y tuvo lugar en el anfiteatro de Artes esos mundos. Entre nosotros , cada día es un gran día y Oficios. El principal objeto de esta asociación es esti para la historia. Los grandes sucesos se.agolpan. Den mular á las madres á que lacten á sus hijos, poniendo tro de poco , tendremos las Cortes constituidas , el término á ese escandaloso y perjudicial comercio de gobierno presentando ante su templo el mando que amas de cria, que la especulación ha elevado á grande recibiera de manos de la nación , un nuevo gobier escala con detrimento de la salud de los pequeñuelos. no ó el mismo con un nuevo carácter y misión El presidente Mr. Thirion, leyó un discurso acerca de nueva; una constitución que formar, una forma de la materia, probando con argumentos históricos, que gobierno permanente que elegir, un candidato que vo la negligencia de las madres en este punto ha produ tar para que ocupe el vacante trono y otras miles em cido siempre épocas de general decadencia en la mo presas titánicas y de grande trascendencia para el por ral pública. Esta asociación concede premios á las venir. Pesada es en verdad la carga , pero el patriotismo madres mas cuidadosas y á los niños mas sanos y rollizos, y desearíamos que se empleasen tales estímu tiene fuerzas para todo. Hemos leído con gran contento la exposición de la los en nuestra patria , que no anda menos necesitada idea y bases de un Instituto benéfico-popular, pro de ellos que los franceses. yectado por los señores don José Nadal May y don Juan < Nicolás Díaz Benjume*. «le Dios de la Rada y Delgado, para mejorar la condición de las clases obreras , proporcionándoles habitaciones cómodas, higiénicas y al alcance de sus escasos medios BENEFICENCIA.. pecuniarios. Cuestión es esta que reclama una solución ALGO ACERCA DE SU HISTORIA EN ESPAÑA. pronta, vista la situación en que ha venido á colocar á Desnudas de ostentación, aparecían puramente reli las familias pobres, el lujo desplegado de pocos años á esta parte en las construcciones urbanas de Madrid , giosas las obras de la Caridad, mostrando en su senci guiados los propietarios por un cálculo egoísta, que, á llez el carácter sobrio y austero de aquellas sociedades la postre , les ha salido muy al revés de lo que pensa regeneradoras, que tenían por hábito la guerra. Conforme al crecimiento y á la importancia que iba ban. Las casas de Madrid se construían como si no hu biese que alojar- en'la'poblacion sino á príncipes y Fúca adquiriendo la monarquía , asi fueron desarrollándose res, y el tiempo ha venido á demostrar que esto fue una los recursos de la Beneficencia; cuya idea tal vez ger ilusión de corta vida, porque hoy dia andan de sobra las minara al abrigo de una choza para elevar después mag viviendas de lujo, y en gran demanda las habitaciones níficos hospitales, de igual modo que la idea del cris modestas , con lo cual se aumentan las penalidades tianismo tuvo principio bajo el mas humilde de los te de los pobres. No podía, pues, iniciarse mas á tiempo chos para crear, andando el tiempo, á San Pedro de la idea de remediar eficazmente esta necesidad, que, Roma. El espíritu de asociación que, en estos últimos si gracias á la combinación propuesta en el proyecto, no sólo tendrán los pobres buenas habitaciones, sino ocu glos, ha producido inmensos resultados en la variadas pación y trabajo durante un largo periodo, gran reba esferas de la actividad humana, es hijo del espíritu de jo en todos los artículos de primera necesidad y opción la caridad. Allá, cuando ocurrían las sangrientas per á participar en la misma riqueza creada por su trabajo. secuciones de los primeros fieles , obligando á estos Todos estos beneficios, se consiguen, según la exposi infelices á ocultarse sigilosamente y á reunirse, á fin ción clara y concisa que presentan los autores del pro de participar de la suerte común, formaban asi juntos yecto, construyendo por medio de donativos voluntarios un fondo ó depósito con las dádivas de cada uno para de los vecinos de Madrid, cuatro grandes barriadas en el socorro de las familias de aquellos que habían sido los cuatro extremos de la población en terrenos cedi quemados ó devorados por las aeras. En las catacumbas germinó esta idea de la asocia dos por su ayuntamiento , y con arreglo al plano que se adopte de entre los que presenten en concurso los ción, en épocas de padecimientos y de horrores para los hijos de la Cruz ; desarrollándose al amparo de las arquitectos é ingenieros. La realización de este proyecto nos parece segura cofradías, en otras muy distintas de protección y pros si la prensa de Madrid, presta como no lo dudamos, peridad. Y aunque sepamos que las cofradías llegaron su atención y apoyo á tan humanitaria idea, y deci a faltar, en ocasiones, al principio altamente moralizamos segura , porque pende de la caridad de los es dor que les servia de base , pues no hay nada perfecto pañoles, nunca desmentida , cuando se trata de en la tierra, no habremos de desconocer las innume auxiliar á las clases menesterosas ; y porque ahora se rables cosas que efectuaron, dignas de general admira ofrece la ocasión de mostrar, que los ciudadanos pue ción. Con recursos, insignificantes en su origen , alzaron den hacer prodigios confiados en sus propias fuerzas, y sin necesidad de la mano del gobierno con que antes templos y hospitales, redimieron .cautivos, costearon contaba para todo. Si en todas partes se han efectuado hospicios y dieron feliz término á otras obras de cari estas mejoras , por medio de donativos voluntarios y dad, en número prodigioso : y sin necesidad de los auxi formación de sociedades filantrópicas , no hay razón lios del Estado. para que deje de hacerse en España con igual si ya j Acabamos de mencionar la redención de cautivos, y no es con mayor fortuna. Entre tanto, no podemos debemos decir algo acerca de las órdenes monásticas menos de felicitar á los autores del proyecto , ofrecién que tuvieron tan noble cuanto difícil objeto. Hacían los moros muchísimas presas, lo mismo en las doles nuestra cooperación, que, por pequeña que sea, la realza y engrandece la mejor y más decidida vo acciones de guerra que en sus desembarcos sobre nues tras costas ; y cargados de cadenas los cautivos de todas luntad. En la semana pasada se han celebrado en Europa edades y condiciones, eran conducidos á Berbería, en dos de las sesiones mas extraordinarias y curiosas á donde con una crueldad calculada , padecían todo que lia d ido lugar el espíritu moderno. Fue la una género de martirios, hasta tanto que sus familias ó alle propuesta y celebrada por la Asociación nacional de gados pudieran lograr su rescate, á costa de incalcula Inglaterra para el fomento de las ciencias sociales , y bles sacrificios. Y como estas fa nílias y allegados muy pocas veces versaron las discusiones sobre el empleo de la mujer en los puestos civiles. Replicando Mr. Taylor á obje podían conseguirlo, por mas sacrificios que realizasen, ciones liedlas al tema, dijo, que no había nada exclu un mérito altísimo contraía cualquiera que los auxi sivamente masculino en las cuatro reglas de la arit liase. Entonces se formó una orden célebre, la de la Santí mética, ni nada anti-femenino en el arte de la escri tura : que consideraba como una ilusión la idea de sima Trinidad, á quien el gran Cervantes debió princi que la mujer pierda su delicadeza y refinamiento por palmente su libertad, cuando gemía desesperanzado en sentarse en una carpeta y tomar la pluma, y sobre las mazmorras de Argel , cuva orden fue fundada todo, había la ventaja de que empleando á las mujeres, en 1189. Luego que los Trinitarios reunían por medio de la consumidores improductivos , se convertirían muchos hombres en trabajadores y productores. La causa del limosna, un caudal considerable, trasladábanse allende bello sexo iba ganando terreno con este escelenle abo los mares , á la tierra maldita para la humanidad , y á gado, cuando Mr. Holland se levantó y expuso: que la fuerza de sacrificios y fatigas, y principalmente de di mujer estaba cuatro veces mas sujeta á enfermedades nero , alcanzaban la libertad de muchos y el consuelo que el hombre, y que todo se volverían licencias tem de los que no podían redimir, por dejarles la esperanza porales, sustituciones, y dimisiones del cargo. Otro de un pronto rescate. Años después, en 1218, San Raimundo de Peñafort sabio remachó el clavo diciendo , que si las mujeres habían de estar á las maduras , justo era que estuviesen y San Pedro Nolasco, ayudados por el rey don Jaime de á las duras, y si han de desempeñar cargos como los Aragón, fundaron con una solemnidad pasmosa la órde telegrafistas, tenedoras de libros, dependientes de den de Nuestra Señora de la Merced, con el mismo ob escritorios y otros análagos, también deben cargar con jeto que la de la Trinidad. El obispo de Barcelona vistió las ocupaciones de soldados, serenos é individuos de á Nolasco el hábito blanco y el escapulario de la nueva la policía; citando .el pernicioso ejemplo de la Francia, órden, añadiendo un cuarto voto á los tres anterior donde, por llevar las mujeres los libros de cuentas en mente establecidos, cual fue el de obligarse los de e«te casa , se pasan los hombres la vida en el café y en los sagrado instituto á ocupar los puestos de los cautivos teatros. El presidente de la Asamblea hizo el resumen en las mazmorras , caso de que no bastaran para su de las discusiones en favor del tema , quedando por rescate las limosnas recaudadas. La liberalidad del rey don Jaime cedió á la órden .suficientemente discutido que en Europa se puede seguir el ejemplo dado con tan buen éxito por la Unión- casi todo su palacio de Barcelona, con destino al pri Americana. No extrañaremos que antes de mucho se mer convento de la misma , habiendo sido preciso muy pronto crear un segundo convento por el estraorasocien los españoles á tal idea. La otra sesión á que aludimos, la ha celebrado la dinário desarrollo de tan caritativa institución y eJ inmenso número de sus pretendientes, que á la primera nobleza pertenecían en su mayor parte. Juntamente con las órdenes referidas debemos hablar de las militares, por el espíritu de beneficencia que en ellas predominaba. Conocida es la fama de Santiago de Galicia, ó de Compostela, llamada en la Edad Media la tercera Jerusalem; á donde acudían en peregrinación, de todas las partes de Europa, no sólamente los guerreros, sino un sinnúmero de gentes, en cumplimiento de promesas motivadas por muy distintas causas que la guerra. Asi por ejemplo, como en algunos testamentos se prescri bía como principal condición al heredero una peregri nación á Compostela, veíanse con frecuencia postrados en el santuario del apóstol los sujetos de tal modo agraciados.

Pero es el caso, que si grande era el concurso de peregrinos, no era menor el de malhechores en cuan tos caminos tenian aquellos que atravesar, atraídos por un botin abundante y seguro, mientras no apare cieron las órdenes militares que habían de librar á los religiosos viandantes de unos enemigos tan terribles. Tal fue el objeto princial de las órdenes referidas, cuya historia, llena del heroísmo que da el espíritu dé la caridad, no podemos referir en este lugar. Manifestaremos sin embargo que nacieron en Pa lestina , habiéndose trasladado á nuestro suelo con la originalidad de su carácter militar y religioso en tiem po de Fernando II. Entonces se formó la órden de Santiago de la Espada, asentándose en San Marcos de León, lugar de gran concurrencia de peregrinos. Otras muchas se crearon después, ya en Castilla, ya en Aragón, ya en Portugal, con duración y elementos muy varios.

Profundas consideraciones se ofrecen á la mente al contemplar el doble carácter que antes enunciamos, y del cual participaban todas las instituciones. No cabía entonces lo civil sin lo militar y religioso; y la cogulla y la espada íntimamente se unían, lo mismo en la sole dad del santurío que en el tumulto del campo de batalla. Lo que hoy no puede alcanzar la estensa y regular acción de muchos poderes reunidos, lo conseguía en tonces el ardor generoso de algunos corazones, ante una idea de caridad.

Ya hacia fines del siglo XIII iban suavizándose las formas groseras de la sociedad, cuando aparecieron las órdenes mendicantes. Su vida no era contemplativa como la de las órde nes monacales, ni vestían arnés para dedicarse al culto, á la predicación y á las prácticas caritativas: ni fueron sostenidas ni fundadas por los reyes ú otras personas de valía, sino que .nacieron del seno del pueblo, y por él fueron sostenidas con las limosnas de que el donan te mismo participaba.

Creáronse también hospitales para estudiantes po bres, y hay quien con fundamento incluye á las Uni versidades en el número de los establecimientos de be neficencia , principalmente las que se erigieron antes del siglo XVI, porque su enseñanza era gratuita, sus fundadores eclesiásticos, su fin la religión y sus me dios la beneficencia ; encontrando en ellas los jóvenes suplidos plenamente los graves deberes de sus padres ó familias.

Tampoco los artesanos fueron desatendidos. En su auxilio acudieron los gremios, ó sociedades de socor ros mutuos, en su origen al menos, regidas con nota ble regularidad. Dádivas insignificantes, leves estipen dios ó limosnas, bastaron para formar estas famosas sociedades que tanto contribuyeron al remedio de los enfermos, al aprendizaje de los huérfanos, al auxilio de las viudas, á la adquisición de las primeras mate rias de trabajo y al descargo de los deudores. Sí an dando el tiempo entorpecieron el progreso de las arles, no es la presente ocasión de manifestarlo. Ni buho esclusion en la beneficencia para el trabajo de los simples jornaleros. Costeáronse obras públicas en provecho del procomunal ó en el de la nación entera. Hombres ¡lustres, santos, obispos, corporaciones po pulares, competían en su afán de protejer á los obre ros sin trabajo: escelentes caminos, soberbios puentes, magníficos templos: aun podrán admirarlos luengas generaciones.

Con elementos tan poderosos vemos á la beneficen cia atravesar triunfante siglos y siglos. De poco hubie ran servido los esfuerzos casi nulos del Estado, si todas las clases de la sociedad no obedecieran simultánea mente á la grandiosa idea que la caridad secundaba, al abrigo de la religión. Era la nobleza tan arrogante en sus ambiciones como humilde en sus espléndidos beneficios, y hallábase íntimamente ligada con un clero tan fervoroso defensor de la fé , como obediente hijo de la caridad. Derramaban pródigamente sus do nes sobre un pueblo virtuoso, y obtenían cariño y ve neración.

Así se preparó el reinado memorable de doña Isa bel I y su esposo don Fernando el Católico, pudiendo ya el Estado concurrir poderosamente á los efectos asombrosos que de causas tan sencillas se originaron, y ensanchar de un modo estraordinarío los limites de la beneficencia española.

Luciano García del Reil.

(Se concluirá.)