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COSTUMBRES POPULARES. — LOS TRES TOMS, EN BARCELONA


ALREDEDORES DE MÁLAGA. — CASTILLO DE GIBRALFARO.


usted en pasado ó en presente? ¡Cómo se conoce que no es usted académico de la lengua ! Benévolo lector, un poco de paciencia. Cuando las primeras margaritas matizan los campos, cuando los diestros taurinos, como diría, el tío Cándido, mandan repasar y zurzir sus capotes de torear , cuando la cigüeña de la torre de San Andrés vuelve á su nido, cuando las primeras golondrinas... Iba á cometer una inexactitud, porque las golondrinas ya no tienen la amabilidad de visitarnos, con gran asombro de los bombres de ciencia , que no saben á qué causas atribuir tan estraño fenómeno. Esto me recuerda un libro, que leí de niño, y que me produjo una viva impresión: era un tratado sobre el Antecristo, cuyo autor he olvidado, y en el cual, entre otros signos infalibles para conocer la época del nacimiento del precursor de aquel, se referia a la desaparición de las golondrinas. Y esto me recuerda también la tontería de un amigo mió, enemigo, quizá envidioso, de la poesía labe¬ ríntica, el cual supone que el señor Estrada es el pn cursor del Antecristo. ■ Continuemos. Cuando viene la primavera, se va la tía Malicana. Tal vez no quiere confundirse con la plebe de los animales que permanecen aletargados durante el invierno y reviven en la estación de las llores; acaso. la misteriosa pasta de que están hedías las malicanas, no sea digerible mas que en el rigor del frió. El gorrero , de que ya he hecbo mención , asegura


que la tia Malicana se va á veranear á la Virgen del Puerto. Por mi parte, no sé nada; para mí la tia Malicana es una esfinge en chanclas. Lo cierto es, que desaparece, hasta que los muchachos de la plaza, y los majueleros, y los barquilleros y las vendedoras de pañuelos y cintas, pasados algunos meses, dicen casi en coro : «Ya ha vuelto la tia Malina; pronto tendremos frió!»

III.

¡Qué feliz era la tia Malicana , cuando después de dar dos vueltas de picadero alrededor de la plaza, pre¬ gonando su maravillosa mercancía, se sentaba junto a un poste , si hacia mal tiempo , ó se bañaba de sol en un banco del jardín! Los chicos acudían como moscas, menudeaban los chavitos y las malicanas desaparecían de la cesta. ¡Otra singularidad! á cada una de estas que vendía, la tia Malicana prorumpia en esta frase musical : Do-re-mi-fa-so-la-si-si-la-sol-fa-mi-re-do. Sabe música ¡gran Dios! ¿si efectivamente será de buena familia? Asi pasaba la tia Malicana su dichosa existencia, aclimatada en la plaza Mayor como una flor en un invernáculo. Mas ¡ay! la dicha mu vida na Es de corta duración : Flor fue la tia Malicana Que con su furia tirana Secó don Pantaíeon.

IV.

Don Pantaíeon tiene una tienda de ropería en 'j1 Plaza Mayor , es rico, hombre de bien á carta cabalha sido concejal dos Veces y lo será la tercera ciianflJ su partido suba al poder. Está casado con una señor' llena de gracias y de virtudes, y Dios lia bendeciilo s"