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CARTAS Y PREFACIO

es el colmo del ridiculo; debe decir en el orijinal: «No se oían sinó lamentos, ni se veian mas que lágrimas, etc.»

 Por lo demás no hay que perder un momento, a fin de que la obra pueda ser presentada en tiempo oportuno a la persona a quien está destinada. Creo que podrá pasar la encuadernacion sin que lleve las armas reales, con tal que sea bueno el tafilete de la cubierta. Alguna moldurilla dorada no le vendrá mal.

 Estoy aguardando a que me devuelvan el prefacio para enviarlo a V. en seguida.

 Su humilde servidor.

Voltaire.

Nota. La última carta que poseemos de Voltaire contiene la correccion de las pruebas que le enviaban de la imprenta; lectura pesada y sin interés, por lo que juzgamos conveniente omitirla.



PREFACIO DEL ANTI-MAQUIAVELO.

 Al dar publicidad al Anti-Maquiavelo creo, en conciencia, hacer un beneficio a la humanidad. El ilustre autor de esta refutacion es una de esas almas grandes que suele crear el cielo a fin de atraer a los hombres a la senda de la virtud con sus preceptos y ejemplos. Hace algunos años que escribió estas reflexiones, con el solo objeto de meditar mejor las verdades que su corazon le dictaba: era muy jóven aun, y quería acostumbrarse en edad temprana a la sabiduría y a la virtud. Pero las lecciones que creía tan solo darse a sí mismo, merecen servir de norma a los reyes todos del mundo, y pueden muy bien ser orijen de futura felizidad para los pueblos: por esta razon, cuando quiso honrarme poniendo en mi poder su manuscrito, he creido que debia pedirle permiso para publicarlo. El veneno de Maquiavelo circuló demasiado para que yo no me esforzase en prodigar el antídoto. El público se disputaba ya con ansiedad las copias del manuscrito, entre las cuales corrían algunas plagadas de errores; y a fin de evitar que la obra apareciese desfigurada, he querido dar a luz una copia exacta del orijinal en la edicion presente, con la que espero se conformarán los demás editores.

 El lector se admirará, sin duda, cuando sepa que el que escribió este libro en idioma francés, en un estilo tan noble, tan enérjico y tan puro a vezes, es un jóven estranjero, que aun no había puesto los pies en tierra de Francia; y no faltará quien crea que se esplica mucho mejor que Amelot, intérprete de Maquiavelo, cuya traduccion precede por capítulos a la impugnacion de nuestro autor. El hecho es inaudito, lo confieso; pero observaré de paso que en todas sus empresas ha obtenido siempre igual éxito la persona a quien me refiero. En fin, poco importa que sea inglés, español o italiano: se trata de su libro, no de su patria; y digo que, en mi opinion, está mejor pensado y mejor escrito que el libro de Maquiavelo, y es una felizidad para el jénero humano el ver que, al fin, se le presenta la virtud mejor adornada que el vicio.

 Dueño de este precioso depósito, he creido deber omitir ciertas espresiones que no son de puro oríjen francés, aunque merecen serlo; y me atrevo a decir que esta obra, tal cual la ofrezco al público, puede servir de modelo en nuestro idioma y de ejemplo a nuestras costumbres. Por lo demás debo adver-