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Y ANTI-MAQUIAVELO

su locura es proporcionada a su grandeza, es, por esto mismo, mucho mas intensa, mas indócil, y mas insaciable. Si los honores, si el engrandecimiento, sirven de pasto a las pasiones de los particulares, la ambicion de los monarcas se alimenta de provincias y de reinos; y como es mas fácil obtener empleos y honores que conquistar reinos y provincias, de aqui es que los particulares pueden satisfacerse mas facilmente que los príncipes.

Maquiavelo propone a estos los ejemplos de Moisés, de Ciro, de Rómulo, de Teseo y de Hierón, tirano de Siracusa. Facilmente pudieramos aumentar este catálogo añadiendo los nombres de algunos maestros de sectas, como Mahoma en Asia, Mango Capak en América, Odin en el norte, y otros muchos diseminados por la tierra. Tambien me permitirán los jesuitas del Paragüay que los incluya en esta lista; de lo que no puede menos de resultarles honor y gloria puesto que figuran al lado de grandes legisladores.

La mala fe con que el autor emplea estos ejemplos es muy digna de notarse: bueno será despojar al seductor de su astucia y malignidad.

Maquiavelo nos presenta la ambición por el lado mas favorable, si es que puede haberlo: nos habla de los ambiciosos que han sido favorecidos de la fortuna; pero calla los nombres de aquellos que han sido víctimas de sus pasiones. Eso se llama engañar a las jentes, y no puedo menos de observar aqui que Maquiavelo representa en este capítulo el odioso papel de charlatan del crimen.

¿Porqué, al hablar del lejisladorde los judios, del primer monarca de Atenas, del conquistador de los Medas, o del fundador de Roma, cuyos designios fueron coronados de un éxito feliz, no se nos cita al mismo tiempo el ejemplo de algunos jefes de partido que sucumbieron a la desgracia, para enseñarnos que, si la ambicion engrandece a algunos hombres, es tambien causa de la perdicion de muchos? ¿No hemos visto a un Juan de Leida, jefe de los Anabatistas, tenaceado, quemado y ahorcado en una jaula de hierro en Munster? Si Cronwell fué dichoso en sus empresas, su hijo, que heredó su ambicion, ¿no fué derribado de su trono? ¿no vió colgar de la horca el cadáver desfigurado de su padre? ¿No hemos visto a tres o cuatro judios que se dieron el nombre de Mesías, despues de la destruccion de Jerusalen, ser condenados a morir en medio de atrozes suplicios; y al último de ellos terminar su carrera sirviendo de galopín de cocina en el palacio del Sultan, despues de haberse convertido al islamismo? Si Pepino destronó a su rey con la aprobacion del Papa, ¿no murió al propio tiempo asesinado el duque de Guisa por haber querido imitar el ejemplo de Pepino con la misma aprobacion del Santo Padre? Y finalmente, ¿no podemos contar mas de treinta jefes de sectas distintas y otros miles ambiciosos que han sufrido muerte violenta?

Por otra parte, me parece que Maquiavelo procede con harta lijereza al colocar a Moisés al lado de Rómulo, Ciro y Teseo, porque Moisés estaba inspirado o no lo estaba: si carecía de esta inspiracion divina, cosa que no me atrevo a suponer, merece que se le considere como un impostor que hacia uso del nombre de Dios como pudieran los poetas emplear sus dioses mitolójicos cuando quieren hallar el desenlaze de un drama: Moisés , considerado como instrumento único de la Providencia, tal como lo pinta nuestra relijion, no puede ciertamente compararse con otros lejisladores que solo han sido dotados de la escasa humana sabiduría; pero Moisés considerado como hombre, no puede sostener comparacion con Ciro, con Teseo y con Hércules; por que ni edificó ciudades, ni estableció grandes imperios, ni fundó el comercio, ni hizo florecer las artes, ni dió propiedad a su pueblo: antes bien no supo sinó conducirle a un desierto, y lejos de pensar en multiplicar el número de sus prosélitos, causó la muerte de veinte y tres mil de ellos que sucumbieron bajo el puñal de otras tribus amigas.