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Y ANTI-MAQUIAVELO.

que las tierras no bastaban a sustentarlos; y los indijentes, capitaneados por sus señores, convertidos por la necesidad en bandidos ilustres, se vieron obligados a invadir el territorio de sus vecinos y a posesionarse de sus propiedades. Por eso hemos visto, tanto en oriente como en occidente, que aquellos bárbaros solo pedian campos que cultivar, a fin de proveer a su subsistencia. Los países del norte no estan hoy menos poblados que en aquellos tiempos pero afortunadamente, el lujo, que ha multiplicado nuestras necesidades, ha llevado a ellos la industria y el ejercicio de mil pequeñas artes, con las cuales subsisten pueblos enteros, que sin ellas emigrarian a otros países.

Estos diversos medios de enriquecer los estados, son otras tantas facultades que la Providencia ha dado a los reyes para que cultiven su desarrollo en beneficio de sus súbditos. La señal mas segura de la prosperidad de un pais y de la bondad de su gobierno, es el nacimiento de las bellas artes; ellas brotarán del patrio suelo como flores que exhalan su aroma en tierra fértil y climas benignos, pero que la falta de riego y el soplo de los huracanes marchitan y destruyen.

Nada contribuye tanto a realzar el reinado de un príncipe como las artes y las letras que florecen bajo su proteccion. Tan famoso es el siglo de Pericles por los grandes injenios que nacieron en Atenas, como por las batallas que ganaron los atenienses. El siglo de Augusto es mas conocido por los nombres de Ciceron Ovidio, Virjilio y Horacio, que por las crueles proscripciones de aquel emperador, cuya celebridad se debe principalmente a la celebridad de este último poeta. El reinado de Luis XIV tiene mayor celebridad por la gloria de Corneille, de Racine, de Boileau ,de Moliere, de Descartes y de Le Brun, que por el paso del Rhin tan decantado, o por los sitios a que asistió Luis el grande, o por la batalla de Turin, que perdió el duque de Orleans por orden del gabinete.

Los reyes hacen honor a la humanidad cuando distinguen y recompensan el mérito, favoreciendo con su proteccion el desarrollo de esas intelijencias superiores que trabajan por aumentar el tesoro de los conocimientos humanos, y se dedican al culto de la verdad.

¡Dichosos los príncipes que cultivan ellos mismos las ciencias y las letras; que, a ejemplo del gran Ciceron, libertador de su patria y padre de la elocuencia, dicen con el acento del entusiasmo: «Las letras templan el ardor de la juventud y encantan la edad madura; en la prosperidad nos coronan de laureles; en la adversidad mitigan nuestros pesares; y en el hogar doméstico u hospitalario, en lejanas tierras o incultos desiertos, en todos tiempos y lugares endulzan las amarguras de la vida!»

Lorenzo de Médicis, el hombre mas grande de Italia en aquella época, era el pacificador de su pais y el restaurador de las ciencias. Su probidad le hacía depositario de la confianza de todos los príncipes de Italia. Marco Aurelio, uno de los mas célebres emperadores de Roma, fué guerrero afortunado, sabio filósofo, y tan severo moralista en la práctica como en las doctrinas que profesaba.

Concluyamos con estas palabras: «El rey que encamina sus pasos por la senda de la justicia es un Dios cuyo templo es el universo y cuyos sacerdotes son los hombres virtuosos de todos los pueblos.»


CAPITULO XXII

De los ministros.

La eleccion de ministros es una de las cosas mas importantes y que da me-