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Y de Excelencia llenan sus oidos;
Este dulce sonido
Luego que fué sentido
Cautiva el sexo vano femenino;
Provoca á la coqueta al dulce juego;
De la tierna megilla enciende el fuego;
Y el jóven corazon salta sin tino
A la presencia de un Dandy brioso
Todo acaramelado y melindroso.
 Con frecuencia en el mundo se imagina
Que el sexo en general se descamina,
Y un Sylpho lo guiara,
Por el cerco brillante dó pasara;
Y si una impertinencia es necia y vieja,
Por otra nueva al punto se la deja;
Si un convite amenaza á una doncella,
¿No es un baile quien salva su querella?
Cuando Florio habla ¿quien resiste
Si Damon á la virgen no la asiste,
Su mano la oprimiendo?
Vanidades variando y persiguiendo
Mueven su corazon como un juguete.
Peluca á otra peluca le arremete,
Y de espadas las borlas se combaten,
Los Dandys con los Dandys se debaten,
Y los coches se embisten
Y á otros coches furiosos se resisten:
Y el mortal engañado llama à priesa
Todo esto vanidad y ligereza;
Pero ciego no entiende, que estos males
Obra son de los Sylphos celestiales.
 De éstos uno soy yo, que protegerte
Pretende, centinela diligente,
Contra peligro tanto defenderte.