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De oro luciente fuentes liquidadas;
Escenas del Eliseo en dulces juegos,
Palacios de cristal, angeles bellos
Que brillan luminosos con destellos.
De formas varias, que el Esplin formara,
Un confuso tropel en torno gira;
Una tetera viva allí se mira,
Un brazo tiende, el otro lo encorvara
Con el mango y la boca regadora;
Un puchero está allí, que se pasea
Cual de Homero la trípode;3 y suspira
Un jarro; y necia y habladora
De ganzo4 una riquisima empanada;
Hombres que estar preñados se figuran;
Tambien piden allí muchas doucellas
El tapon de corchin por ser botellas.
 Pasa el Gnomo la banda mal hadada;
Y en sus manos impuras
Un ramo lleva del Esplin muy dino;
Y asi saluda á aquel Poder divino:
Yo te saludo ¡ó reina caprichosa!
Que del quince al cincuenta el sexo riges;
Madre de negros flatos y vapores:
Tú eres la que discreta los diriges;
Por ti alcanza loores
El genio femenil con sus istéricos
Y sus vuelos poéticos.
Tú su temperamento
Sabes reglar con varios movimientos;
Ya médicos los tornas, ya poetas
Escribiendo comedias ó recetas;
Tú inspiras el orgullo, en que se mide
De la visita el tiempo, ó ya la impide,
Y la excusa un mimado favorito: