Que para los pobres niños ateridos no sea
la escuela un aburrimiento,
sino tal como un edén,
en el que halle, entre contento,
y a modo de diversión,
la instrucción
para ser un hombre recto, de honestidad y de bien.
A fin de ver los albores
en donde el instinto esteta
se aúne al de productores:
y sean músicos, pintores,
o un escultor de talento, o un inspirado poeta.
Porque el que hace un sacrificio,
con real amor de su parte,
para adquirir un oficio:
¿cómo no habría de hacerlo por las delicias del arte?"
de las palabras suspenso
al orador contemplaba,
y su adhesión le expresaba
en un sentimiento intenso.
venid todos
al delicioso jardín
donde escultan las rosadas y esplendentes ilusiones,
las cuales confortarán
vuestros nobles corazones,
si es que moduláis al fín,
como una tierna cantiga de la ferviente eclosión:
¡Kropotkin!...
¡Noble maestro Kropotkin!...