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8 INTRODUCCIÓN

deseo. Le hubiera dicho entonces una porción de cosas agradables, que de palabra suelen parecer simples galanterías, pero que por escrito adquieren otra fuerza, muestran mejor su sinceridad, prueban su fundamento, y.... , duran más. Entre ellas estaría en primera línea la observación de la rara cualidad que Vd. posee para pintar gentes y paisajes, como si dijéramos cuadros de género, en que los hombres y las cosas viven con vida propia é intensa. Y en el mismo término se hallaría también la elección de sus asuntos, la altiva tendencia artistica que lo hace volver los ojos hácia lo que es nuestro, hácia lo que se ofrece á nuestra observación directa, desechando lo convencional y lo exótico. ¿Qué más exótismo —como que es el de mañana— que nuestras moribundas costumbres, los tipos, los sentimientos, las pasiones de la raza intermedia, original y genuina que desaparece bajo las oleadas de la inmigración extrangera? No en balde estuvieron estas tierras cerradas tanto tiempo; no en balde, tampoco, se han abierto ahora de par en par.

Dibujando y manejando el color como Vd. lo hace, queda, su País de los Matreros como un documento, como uno de esos grabados que fijan la característica de una época, y á los que recurren pintores y escritores para inspirarse y saturarse en su espíritu. Es que si sus gauchos hablan ó se mueven, son ellos mismos hasta para quien no los conoce, no pueden confundirse con nadie, tienen personalidad y carácter hasta en sus detalles más mínimos, porque Vd. deja poco á la sujestión, y haciendo obra acabada, presenta sus tipos de cuerpo entero, con todos sus rasgos principales, y anima sus cuadros con un soplo de la misma naturaleza. Ya le he dicho que ese trabajo ha de incorporarse naturalmente á nuestro folk-lore, porque en él quedan estampados para siempre espíritu y hábitos