Página:En el Mar Austral - Fray Mocho - Jose Seferino Alvarez.pdf/120

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

118

EN EL MAR AUSTRÁL.

Y obedeciendo á la indicación socarrona del bondadoso amigo, salí de la sala, seguido por las muchachas y los perros.... y á la distancia por Ocear, quién con su paso mesurado y tranquilo no tardó en alcanzarnos: según me declaró después, él, aunque no era tán jóven como yo, era todavía curioso.

Pronto recorrimos el dominio, visitando los pequeños sembradíos de nabos, remolachas, coles, cebollas y habas, que verdeaban en una ladera resguardada y penetramos al bosque, yendo á recrear nuestra vista en la contemplación de una cascada formada por el arroyo que proveía de agua á la población.

Cuando regresamos, el almuerzo — un cabrito asado y una cazuela de pescado— estaba á punto y le hicimos los honores del caso, siendo ruidosamente aplaudidos por Kasimerich que, habiendo trasladado á su estómago el contenido de una de las botellas de snáp que estaban vacias sobre la mesa, tenía una verdadera alegría, que él, no obstante, atribuía inocentemente al placer de hallarse acompañado por una verdadera bandada de pájaros de mar.

Encendidas las pipas y con nuestra taza de té con brandy por delante, —dijo La Avutarda entre una bocanada y un sorbo:

— ¿Y qué ha sido de tu humanidad, Kasimerich, en los ocho años que no te hé visto?

— ¿Y de la tuya, Intronich?

— De la mía, poco tengo que decirte... ¡Bordeando como siempre! ... Nos separamos en Tolón, me parece, ¿nó?

— ¡Justamente, en Tolón! Yo te acompané en el chinchorro que te llevó al brick en que te contrataste, y me acuerdo que, cuando nos separamos, te dije que quién sabe si volveríamos á vernos: no sé por qué me pareció que ese barco no era de suerte y te lo manifesté...... ¿Qué fué de él?