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CRÓQUIS FUEGUINOS

Yá comienza la marea. Fíjate: las ólas siempre vienen de á trés seguidas y golpean con leve pausa entre sí. Primero viene una y choca, se rompe y baña el pié de un peñón de la orilla que parece atajarla, derramándose en seguida en la extensión de algunos métros; luego hay una pequeña pausa y trás ella viene la segunda óla, que golpea más fuerte que la otra, baña el peñón hasta la cima y se derrama cási el doble de la primera y no yá en silencio, sinó con un ruido sordo; después hay otra pausa pequeña durante la cuál la segunda óla, que no ha podido volver aún, es alcanzada por la tercera, que viene tronadora y vigorosa a conservar el espacio que conquistaron las otras dós... Y así de trés en trés ólas, ván las aguas avanzando y subiendo su nivél. Cuando uno ha naufragado y está prendido á un peñón con uñas y dientes, defendiendo la poca vida que le queda, sabe recién cuánto vale esa pausa más larga que hay entre cada grupo de trés ólas. Ella es la salvación, pués dá lugar para que uno se acomode, se afirme y espere el nuevo embate que vendrá.... ¡Oh! ¡Oh...! Es preciso haber estado por ahogarse... para saberlo... Eso vale millones y vale imperios!