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CRÓQUIS FUEGUINOS

fuego, teniéndose la cabeza con las manos y que parecfa no vernos ni oirnos.

Nos pusimos al trabajo y pronto estuvo tomada la masa, es decir, preparada una pasta hecha con galleta mojada.

—¡NosotroS no precisamos gran cosa: ya verá!... Yo hago pán lobero, que es el mejor para las marchas.

Y tomando uno de los baldes de fierro, echó la pasta juntamente con un poco de la substancia que daba la carne salada que estaba al fuego y plantó el horno improvisado en médio de la hoguera.

—Sinó es pan, será parecido... y seguramente mejor que nada!

—A todo esto,—preguntó Smith, alzando la cabeza y desperezándose, ¿á dónde estaremos en este momento?... ¿Se ocupó alguno de averiguarlo!

—Estamos en Bahia Valentin,—dijo La Avutarda.-En cuanto abrí los ojos la conocí!

—Y yo tamblén,—afirmó Matias.—Estamos en el súr de Bahia Valentin, y por muy poquito no la erramos y vamos á dar á Buén Suceso, ó sea al infierno!.... He visto además las cumbres de los Montes Negros que, como sabran, no se pueden confundir: són cinco picos que parecen una mano abierta que se alzara...

—Pero entonces,—repitió Smith como desconcertado, no tenemos adonde ir?... Más feliz que nosotros ha sido el pobre Calamar!

—¿Por qué? ... Podemos ir para Buén Suceso; talvéz hallemos algún barco de esos que vienen por Lemaire ó de la Isla de los Estados; sinó, podemos subir para Puerto Español y buscar los lavaderos ...

—Bueno, bueno!-interrumpió La Avutarda.—Digan claro: mas vale morirse por aquí no más!.... No cuentan el