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CRÓQUIS FUEGUINOS

guro que tuerce y se ensancha! . . Smith, ojo á la vela: yá sabes como són de traidores los chiflones!

Y momentos después virábamos frente á lo que Calamar creyó un desplayado y enfilábamos la proa á una especie de bahia que, á lo léjos, aparecía como limitada por unas altas montadas que alzaban en el fondo sus cumbres coronadas de nieve. La brisa rizaba suavemente las aguas y permitió algunas bordadas que nos hicieron ganar bastante camino:

— ¡Como no se cierre el canál, allá, frente á aquellos glaciéres, estará bueno!

— ¿Sera como ahí, en eso de enfrente, quizás?

— ¿En dónde?

— Eso que dijeron que era un río de piedra...

— Y eso es, pués, —exclamó La Avutarda.-¿Qué no vés? Fijate que es como un cañadón que baja serpenteando por entre esos dos cerros grandes y por el fondo de aquella hondonada que vá faldeando las sierras montuosas: no tiene agua sin´p cantos rodados, que vienen Diós sabe de donde, arrastrados de torrentera en torrentera. Estos ríos de piedra, forman el fondo de glaciéres ó neveras que han desaparecido y que no són sino rios de hielo que desprendiéndose de los flancos de los grandes picos, siguen por los desniveles, rellenándolos. Después encuentran los taludes de las montañas,—sobre el mar, resbalan por estos y caen arrastrados, lentamente, por su propia gravitación: por esto se dice que los glaciéres ó neveras caminan.... Luego, llega un momento, al cabo de los años, en que la masa de hielo se concluye, yá porqué se ha cortado del monte que la originaba ó yá por otra causa y cuando el último trozo ha caído al mar, queda ese camino de piedras que á veces suele ser torrente impetuoso y á veces no, como en este caso que tenemos por delante, sin ir más léjos!