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LA INFANCIA DE EDGAR POE.

Hacia esta época, el niño-poeta experimentó una de las profundas emociones de su vida, precoz como un fruto de los trópicos, y de la que él habla, llamándola uno de los amores idólatras y puramente ideales de su niñez apasionada.»

Un dia, acompañando á uno de sus condiscipulos á su casa, vió por la vez primera á la madre de su camarada, Mistress Jane Stanard. Las palabras gentiles y dulces que ella le dirigió, tomándole al mismo tiempo las manos, penetraron tanto en su alma de niño huérfano, que le privaron del poder de la palabra, y hasta, por un instante, del conocimiento de sí mismo.

Gill, de quien extracto esas bellas frases, dice que Poe volvió á su casa, como en un sueño, con un solo pensamiento, con una sola esperanza en la vida: la de oir de nuevo aquellas gentiles y graciosas palabras de bienvenida que habían hecho tan bello para él al mundo desolado, llenando su corazón solilario con la opresión de un goce desconocido.

Aquella afección purísima le inspiró muchas de sus exquisitas creaciones.

Entró Poe en seguida á las Universidad de Virginia, en Charlottesville, y hé aquí lo que el Secretario de ella, Mr. Wertenbaker, escribe sobre la estadía del poeta en el establecimento:

«Había nacido Poe el 10 de Enero de 1809, teniendo 17 años, cuando entró á la Universidad. Pertenecía á la clase de lenguas antiguas y modernas, y era un estudiante distinguido, que obtuvo los premios más altos que entonces existían.

«En una ocasión, el profesor Batterman, pidió á su