Página:En las Orillas del Sar.djvu/186

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Con su pico esas aves de paso,
Se van a beber á otra.


Sintiéndose acabar con el estío
La desahuciada enferma,
— ¡Moriré en ei otoño! —
Pensó entre melancólica y contenta^
Y sentiré rodar sobre mi tumba
Las hojas también muertas.

Mas... ni aun la muerte complacer la quiso,
Cruel también con ella:
Perdonóle la vida en el invierno,
Y cuando todo renacía en la tierra
La mató lentamente, entre los himnos
Alegres de la hermosa primavera.


Una cuerda tirante guarda mi seno,
Que al menor viento lanza siempre un gemido.
Mas no repite nunca más que un sonido
Monótono, vibrante, profundo y lleno.

Fué ayer y es hoy y siempre:
Al abrir mi ventana.