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ENEIDA.


III.

Cómo con frigias naves ha llegado
Al Lacio; cómo ocupa la ribera
Con sus vencidos Dioses, y del hado
Corona y triunfos en el Lacio espera
El troyano adalid; cómo á su lado
Muchos corren, y, nuncio á su bandera,
Toma el dardanio nombre alas de fuego:
Esto el embajador dirále al Griego.

IV.

Más que el rey Turno y más que el rey Latino,
Dirále, en fin, mirar él mismo debe
A dónde á ese invasor, si con destino
Propicio entrare, fácil es le lleve
De ambiciosas conquistas el camino.
Sabe en tanto que el Lacio se conmueve,
Y fluctúa en revuelto mar de ideas
Con zozobrante afan mísero Eneas.

V.

Va, y viene, y torna el ánimo agitado,
Tienta todo y no pára en una cosa:
Así un rayo de luz del sol dorado
O la alba luna, vibra y no reposa
Sobre jarron de bronce reflejado,
En que diáfano líquido rebosa;
Trémulo, acá se anima y allá muere,
Sube, y los altos artesones hiere.