Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/155

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
587]
97
ENEIDA.


CXVII.

Con rica sobreveste gallardea
Ostentando en sus armas sus blasones
Entre todos Palante: así campea
El lucero que en líquidas regiones
Se baña, cuyo fuego Citerea
Ama sobre el de cien constelaciones,
Cuando su faz divina alza en el cielo
Y rasga de la triste noche el velo.

CXVIII.

Desde el muro las madres aterradas
Ven las nubes de polvo cuál se extienden,
Y siguen con atónitas miradas
Las bandas que con tanto acero esplenden.
Por desechas de zarzas erizadas,
Abreviando camino, armados hienden,
Y en escuadron que clamoroso cierra
Galopando á compas baten la tierra.

CXIX.

Cabe el helado Ceretano rio
Hay un gran bosque; y mucho negro abeto
Que alturas forma en torno, hácele umbrío;
Le consagró tradicional respeto.
Es fama que á Silvano, númen pio,
Apropiaron aquel lugar secreto
Los antiguos Pelasgos, los primeros
Que ocuparon del Lacio los linderos: