Mnesteo y el intrépido Seresto
Dirigen la defensa. Para cuando
Sobreviniese temporal funesto,
Enéas, alpartir, á ambos el mando
Encomendó de aquella gente. Puesto
Cada cual, los peligros sorteando,
Con solícito afan á ocupar vuela,
Y hacen todos por turno centinela.
Niso una puerta á la sazon guardaba,
Niso, el hijo de Hírtaco, guerrero
Terrible, á quien el Ida, cuna brava,
Selvática mansion, por compañero
A Enéas envió, con llena aljaba
Y firme dardo cazador ligero:
Euríalo con él, gallardo mozo
A quien apénas apuntaba el bozo.
Más que Euríalo hermoso, armas troyanas
Mancebo no vistió; verle enamora:
Fueron en paz y en guerra almas hermanas
Los dos; comun deber los junta ahora.
«¡Euríalo! ¿algun Dios á las humanas
Mentes dará este afan que me devora?»
Niso dice: «¿ó su propio terco anhelo
Cada uno juzgará ser voz del Cielo?