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VIRGILIO.


LIV.

«Más digo,» Ascanio interrumpiendo exclama;
«Por los Lares de Asáraco, y el fuego
De Vesta inextinguible, y cuantos ama
Grandes Dioses mi casa, Niso, os ruego
Volvais el padre al hijo que lo llama,
Que se cuenta sin él perdido y ciego;
Mis esperanzas y el destino mio
Yo en vuestros pechos sin reserva fio.

LV.

«Venga él, y en gozos trocará lamentos,
Y el hado amansará que nos maltrata.
Dos vasos de abultados ornamentos,
Que él ya ganó en Arisba, obra de plata,
Dos trípodes tambien, y dos talentos
Grandes de oro, os dará mi mano grata;
Ni añadir una antigua taza olvido
Que recibí de la sidonia Dido.

LVI.

»Que si el hado me otorga que conquiste
El itálico suelo, y se sortea
Espléndido botin, óyeme: ¿viste
El caballo en que Turno gallardea
Y las doradas armas que se viste?
Tuyo el caballo con las armas sea,
Exentos, Niso, del comun despojo;
Tuyo el escudo y el penacho rojo.