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ENEIDA.


XXIV.

Por las riberas del Estigio hermano,
Vorágines de negro ardiente lodo,
Juró lo dicho el Númen soberano:
La frente inclina, y al moverla, todo
Tiembla el Olimpo. A aquel debate vano
Término dando en tan solemne modo,
Se alzó del áureo solio: á los umbrales
Condúcenle entre sílos inmortales.

XXV.

El asedio estrechando á la muralla
Instan á la sazon por toda parte
Los Rútulos, cuidosos de tomalla
Con llamas vivas y sangriento Marte.
El troyano gentío entre su valla
Vese acosado, y de salir no hay arte:
¡Ay tristes de sus nobles campeones
Que las torres defienden y bastiones!

XXVI.

En ya ralo cordon cubren guerreros
El muro. Ambos Asáracos en vano
Se ofrecen, peleando en los primeros;
Timete Hicetaonio, Timbre anciano,
Y Asio, y Castor. Les fueron compañeros
De Sarpedon el uno y otro hermano,
Claro á par y Temon, á aquella guerra
Venidos desde Licia, noble tierra.