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VIRGILIO.


XLV.

Marchando va majestuoso y lento
Auléstes: con cien árboles azota
El mar en levantado movimiento,
Y la masa de mármol hierve rota:
Es su nave un Triton, que corpulento
Con su concha los senos alborota
Del piélago cerúleo, y el semblante
Cerdoso imita de un jayan nadante.

XLVI.

Tiene el monstruo los miembros desiguales,
Busto viril y vientre de ballena;
Y, hendiendo con el pecho los cristales,
Medio hombre, medio pez, la espuma suena.
En treinta buques con caudillos tales
Así, en fin, el ejército se ordena
Que en pro de Troya por los mares vino
Con piés de bronce en líquido camino.

XLVII.

Desamparó los cielos aquel dia;
Ya en altó la alma Febe el hemisferio
En su carro noctivago impelia.
Enéas desvelado, al ministerio
De las velas atiende él mismo, y guia
Firme el timon. En esto, en coro aerio,
Ninfas, que fueron ya sus compañeras,
Mira venir festivas y ligeras.