Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/252

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
194
[402
VIRGILIO.


LXXXVII.

Y fué así que Reteo en ese instante
De tí, gran Teutra, y de tu digno hermano
Tires, dábase áhuir; que de Palante
Ya entónces el ejemplo no era en vano:
No; que á su voz, á su ímpetu arrogante
El dolor y el pudor se dan la mano
A armar las de los Arcades, que anhelan
Venganza, y de él en torno densos vuelan.

LXXXVIII.

Tal, por diversos puntos, en verano
Pastor cuidoso un bosque incendia, y tales
Con el viento las haces de Vulcano
Vencen los interpuestos matorrales
Y unidas corren sobre el ancho llano:
El, en alto sentado, los triunfales
Esfuerzos de las llamas y su ira
Con victoriosa complacencia mira.

LXXXIX.

Haleso, de otro lado, en armas fuerte,
Embebido en las suyas se adelanta,
Y á Féres, á Demódoco da muerte,
Y á Ladon. A Estrimonio, que levanta
El brazo, un tajo asesta, y cae inerte
La mano que amagaba á su garganta.
Con piedra hunde á Toante el cráneo, y huesos
Mezclados esparció de sangre y sesos.