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ENEIDA.


XVIII.

Bajo la carga de la edad maltrecho
Acétes miserable en pos se lleva,
Y ora á golpes ofende el flaco pecho,
Ora uñas fieras en su rostro ceba,
Ó de la tierra sobre el duro lecho
Largo se extiende, y su dolor renueva.
El carro de Palante ya aparece
Que con rútula sangre se enrojece.

XIX.

Y Eton, su buen corcel, á su mesnada
Se avanza, del marcial jaez desnudo,
La faz en gruesas lágrimas bañada,
¡Que tanto en él el sentimiento pudo!
Otros su asta y morrion (cinto y espada
Turno se reservó) llevan, y mudo
El ejército á pié la marcha cierra,
El cuento de las lanzas vuelto á tierra.

XX.

Paróse Enéas, cuando en larga hilera
La pompa funeral pasó adelante,
Y dió en alto gemido su postrera
Despedida al cadáver ya distante:
«La misma de la guerra ley severa
A otros llantos, ¡oh máximo Palante!
Y ánuevo afan nos llama. ¡Salve, amigo,
Por siempre, y para siempre adios te digo.»