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ENEIDA.


XLII.

Caros cuerpos por toda la ribera
Vense humear; y nadie se retira
De la que guarda medio extinta hoguera,
En tanto que en silencio húmeda gira
Tachonada de luces la alta esfera.
Y allá tambien innumerable pira
(Que allá gimen tambien tristes destinos)
Han alzado en su campolos Latinos.

XLIII.

Y á sus muertos, en parte, acogimiento
Bajo la tierra con piadosas manos
Mullen; otros envían á Laurento,
Llevan otros á predios comarcanos;
Y los demas sin distincion ni cuento
Hacinados consumen. Ya los llanos
En su vasta extension lucen doquiera
Con el émulo ardor de tanta hoguera,

XLIV.

Así como ahuyentó con luz serena
Gélidas sombras el tercero dia,
Ruedan la alta ceniza, y tibia arena
A los revueltos huesos que envolvía
Encima acopian... Mas oid cuál suena,
En esta de dolor larga porfía,
La ciudad y su alcázar opulento
Conmayor alarido y movimiento.