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VIRGILIO.


XCIII.

Que vienen en concorde movimiento
Cubriendo las campiñas dilatadas.
Los ánimos se turban al momento:
Renuevan, con imperio estimuladas,
Las populares iras su ardimiento;
Frenéticos bramando, á las espadas
Los jóvenes se arrojan; los ancianos
Quejas murmuran entre lloros vanos.

XCIV.

La grita de la gente hiere al cielo
Creciendo acá y allá vária y confusa,
Como en los bosques al posar el vuelo
Clamar el coro de las aves usa
Entre el hojoso y apiñado velo;
O como en el pecífero Padusa
Miles de cisnes que le habitan, suenan
En roncas voces, y el canal atruenan.

XCV.

De la ocasion asiendo que los hados
Le dan, «¡Bien, ciudadanos!» Turno grita:
«Consejo celebrad, y haced sentados
Las alabanzas de la paz bendita,
Miéntras sobre nosotros descuidados
El taimado invasor se precipita!»
Puertas afuera de la regia estanza,
Sin esperar á más, raudo se lanza.