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ENEIDA.


XCVI.

«Ház que el volsco escuadron se ordene ufano
De sus señas en pos, Voluso, y guía
Tú á los Rútulos,» dice;—«y en el llano
Desplegad la veloz caballería,
Oh Mesapo, y tú, Córas, con tu hermano.
Avenidas y torres á porfía
Defiendan otros; y conmigo ande
Armado el resto á do mi voz lo mande.»

XCVII.

Correr se ve la poblacion entera
A la muralla. Al mismo Rey anciano
Obliga el triste lance á que difiera
Aquel consejo, comenzado en vano,
Y sus grandes debates. Que no hubiera
Llamado en tiempo ai adalid troyano
Al reino, acreditándole por yerno,
Mucho se culpa con lenguaje interno.

XCVIII.

Quiénes ante las puertas cavan fosas,
Quiénes mueven estacas, y acarrean
Piedras á empuje. A lides sanguinosas
Instrumentos horrísonos vocean.
Y ya, en vario cordon, madres y esposas,
Y niños de tropel, largo rodean
El muro. A todos en aqueste dia
Llama el último trance y agonía.