Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/321

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
492]
263
ENEIDA.


CII.

Cual, rotos los ronzales, sin que nada
Se oponga en campo abierto á su albedrío.
Vuela el corcel al pasto y la yeguada
Huyendo del pesebre; ó hácia el rio
En que los miembros refrescar le agrada,
Erguida la cerviz, con ágil brío,
Bufando va, y en ondas sobre el cuello
Le juega, y por los brazos, el cabello.

CIII.

Acompañada de la volsca gente
Camila al paladino se atraviesa
Al paso, y ya en las puertas, reverente
A tierra salta la gentil princesa:
Dóciles á su ejemplo, incontinente
Se apean los demas con fácil priesa;
Y á hablar ella principia de esta suerte:
«Turno, si un pecho que se siente fuerte,

CIV.

»Si un ánimo resuelto confianza
Poner puede en sus fuerzas, yo de lleno
Contrastar del Troyano la pujanza
Prometo, y sola arrostraré al Tirreno.
Deja que vaya á ejecutar venganza
Mi diestra, y de peligros fausto estreno
Haga esta vez en el combate duro;
Y tú con los de á pié guarnece el muro.»