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ENEIDA.


CXX.

«Contenia con el culto de Diana,
Ni de las armas la atencion desvía,
Ni la virginidad jamás profana
A cuyo eterno amor su gloria fia.
Oh! ¡quién me diera que en contienda insana
No hubiese ella de entrar en este dia
Con los Troyanos, y, á mi pecho cara,
Con vosotras aquí me acompañara!

CXXI.

«Mas pues su acerba suerte se acelera,
¡Ea! cruzando la region vacía
Tú al latino país baja ligera,
Vé al campo donde lid se enciende impía
Bajo auspicios infaustos, y quienquiera
Sea el que ofenda de la ninfa mia
Las carnes sacras, Ítalo ó Troyano,
Pague el hecho á mis armas y á tu mano.

CXXII.

«Recíbelas al punto, y de esta aljaba
Saca la flecha vengadora. A vuelo
Yo el cuerpo de la triste en nube cava,
Antes que le despojen, volverélo
A la tierra que de hija tal se alaba,
Y tumba le daré.« Dijo; y del cielo
Opis se lanza en negro torbellino
Y estruendosa en el aire abre camino.