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ENEIDA.


CXXVI.

Ante todos, Tirreno y el ardido
Acónteo uno para otro van derecho,
Lanza en ristre, y en hórrido estampido
Estréllanse los dos. Pecho con pecho
Este y aquel caballo en choque herido
Se despedazan. Rueda á largo trecho
Acónteo, de violenta sacudida,
Y exhala al viento la infelice vida.

CXXVII.

Tál piedra que arrojó mural tormento
Cae, así el rayo que estallando asuela.
Turbáronse las haces al momento:
Echa cada Latino su rodela
A la espalda, y, cambiando el movimiento,
El bando urbano hácia sus muros vuela:
Como caudillo principal, Asilas
En pos impele las troyanas filas.

CXXVIII.

Y ya llegaban á las puertas, cuando
Veis que á la carga los Latinos gritan,
De los brutos volviendo el cuello blando;
A su turno los otros ejercitan
La fuga, y vuelan rienda suelta dando.
Dos veces los Toscanos precipitan
Contra el muro á los rútulos guerreros;
Dos, cubriendo la espalda, huyen ligeros.