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ENEIDA.


CXXXII.

Mata á Yolas Catilo; á Herminio mata,
Alma grande, armas graves, cuerpo ingente:
Desnudos cuello y hombros, se desata
Undoso encima el oro de su frente:
Golpes su cuerpo de esquivar no trata:
¡Tanto á la ofensa espacio da patente!
Temblando en su ancha espalda el asta hundida
Doblóle, de dolor, la larga herida.

CXXXIII.

Sangre acá y acullá negra se vierte,
Nada el acero talador perdona,
Y todos entre golpes van la muerte
Buscando, que gloriosa los corona.
En medio á tanto horror, activa y fuerte
Ufánase Camila, de Amazona,
La de aljaba gentil, la que desnudo
Presenta un pecho en el combate rudo.

CXXXIV.

Y ya esparza la virgen animosa
Tantos astiles con que el aire llena,
Ya el hacha de dos filos poderosa
Esgrima, siempre á su hombro el arco suena,
El arco de oro y armas de la Diosa.
Ella, áun huyendo en la tendida arena,
Vuelto el arco descárgale á deshora,
Hiriendo atras con flecha voladora.