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ENEIDA.


CV.

Rindió tambien al árcade Menédes:
En vano el infelice, odiando á Marte,
Al pecífero Lerna á echar sus redes
Tranquilo acostumbróse: tal su arte;
Allí su pobre choza; en las mercedes
De los grandes jamás tocóle parte;
Miéntras su padre, en ya provectos años,
Cultivaba alquilados aledaños.

CVI.

Como invaden de puntos diferentes
La árida selva y lauros restallantes
Voraces llamas; ó cual dos torrentes
Que hacen destrozos, entre sí distantes,
Y al mar desde las cumbres eminentes
Arrebatan sus hondas espumantes,
Así Enéas y Turno el campo talan
Que corren, y en estragos lo señalan.

CVII.

Ya la interna pasion los espolea;
Ya estallan sus invictos corazones;
¡Con toda el alma á la mortal pelea
Vuelan ya!—De las glorias y blasones
De sus antepasados alardea
En medio de los fieros escuadrones
Murrano: su ducal genealogía
Por los latinos Reyes descendia.