Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/411

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
791]
353
ENEIDA.


CLXXXIII.

»¡Vé, toma formas mil! Cuantos el arte,
Cuantos recursos la pujanza encierra,
Ensaya: vuela al cielo á refugiarte,
O en los cóncavos senos de la tierra!...»
Sacude la cabeza, y «No, no es parte
Tu ira á aterrarme, ¡oh bárbaro! me aterra,»
Turno dice, «la cólera divina;
Júpiter, sí, que labra mi ruina.»

CLXXXIV.

Más no dijo; y rodando la mirada
Sobre el campo, una piedra vido ingente,
Ingente, antigua piedra, colocada
Porque allí señalase permanente
La linde de dos predios disputada.
Cargaran peso tan difícilmente,
Tendiendo fuertes cuellos á porfía,
Doce hombres de los que hoy la tierra cria.

CLXXXV.

Arrebata el pedron con mano presta
Turno, y con él, cuanto en sus fuerzas cabe,
Empínase, y veloz corre, y lo asesta.
Turbado el héroe, que acudió no sabe,
Ni que asió del peñasco, ni que enhiesta
Mueve su mano aquella mole grave;
¡Ay de él! á sus rodillas falta brío,
Cuaja su sangre de la muerte el frio.