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VIRGILIO.


LXIX.

Al punto, el corazon y las miradas
Infectas de ponzoña medusina,
Del Rey á detenerse en las moradas,
Alecto vuela á la region latina:
Mueve en silencio á Amata sus pisadas:
Amata á la llegada repentina
De los Troyanos, y á la ansiada boda
De Turno, su atencion dedica toda.

LXX.

En congojas y lloros femeniles
Se abrasaba la Reina, cuando vino
La Furia á su mansion con pasos viles:
Tírale del cabello serpentino
Uno de sus cerúleos reptiles,
Y se lo hunde en el seno, porque el tino
Pierda, y corra el palacio, y á él trasmita
Todo el furor del monstruo que la agita.

LXXI.

Y ya el áspid sutil por entre el bello
Seno y las ropas de la Reina gira;
Ya, sin que la infeliz se cure de ello,
Víbora, alma de víbora le inspira:
Crece, y dorada alhaja orna su cuello;
Crece, y cinta elegante atar se mira
Sus cabellos y sienes; crece, y blanda
Hincha sus venas, por sus miembros anda.